He decidido contar mi historia porque puedo hacerlo aquí de forma anónima y en este apartado para desahogarnos. Esta es mi desgraciada experiencia y voy a ir directa al grano así que os aviso por si no quieres seguir leyendo. Mi hermana y yo hemos sido víctimas de abusos sexuales por parte de nuestro propio padre desde que tengo conciencia (no puedo saber la edad exactamente pero desde los 4 o 5 años) hasta los 17 años que finalmente me atreví a contarlo. Antes de los 17, había intentado contarlo pero no me escucharon o simplemente, le restaron importancia.
Todavía siendo una niña,
un día me armé de valor y le dije a mi madre que papá entraba a nuestro cuarto cuando estábamos durmiendo. Ella me contestó que sería para arroparnos. Yo le respondí que entraba pero desnudo y ella no dijo nada, se quedó en silencio y todo siguió igual. No tengo ni idea de lo que mi madre pensó en
ese momento y yo jamás le preguntaré. No me veo capaz de pedirle explicaciones ya que ella sufrió un infierno en su matrimonio hasta que se separaron cuando por fin conté lo que nos hacía. Durante los años que duró el calvario di muestras evidentes de que algo pasaba; no quería quedarme nunca a solas con él, le hablaba mal, incluso ponía a menudo una silla en la puerta de mi habitación por si entraba. Así, con el ruido que hacía la silla al moverse, lo escuchaba mi madre intentando entrar y me despertaba para poder gritar ¡mamáaaaa! y así conseguía que se marchara rápidamente a su habitación (con su picha en la mano).
Lo que me ha atormentado todo este tiempo después, es que creo que mi hermana sí sufrió un abuso más grave (no cuánto más que yo). En dos ocasiones he intentado sacarle el tema pero es totalmente reacia a hablar y se nota, después de tantos años, que no lo ha superado del todo. Así que me siento horrible de no haberla salvado y de no haberla ayudado a superarlo.
Yo, en cambio, sí siento que lo superé ya hace muchos años. Sólo había una cosa que no me atrevía a hacer, que no sabía si sería capaz de llevarlo con normalidad y era «ser madre». Sentía miedo de que a hij@ le pudiesen hacer daño, sentía miedo de emparanoiarme y no vivir tranquila. Y al cabo de muchos años de dudas, finalmente me decidí, presionada más bien por la edad y no tanto porque pensase que no me iba a comer la cabeza. Ahora, y desde hace casi siete años, soy mamá y me ha hecho tan tan feliz que, a pesar de que en ocasiones mis temores rondan por mi cabeza, siento que es lo
mejor que he hecho en mi vida. Tengo además el mejor marido del mundo que me hace sentir en paz y puedo disfrutar de la vida en familia sin miedos.
Espero que os deis cuenta de lo importante que es estar alerta de las señales que nos dan nuestros hijos cuando les está pasando algo sea lo que sea. De lo importante que es que hagáis saber a vuestros hijos que nadie puede tocarles sin su permiso, que su cuerpo es suyo y de nadie más. Qué sepan que si les pasase algo, que no duden en hablar de ello. Pensad que yo al inicio de mi experiencia, era tan pequeña, que ni siquiera sabía que lo que hacía mi padre estaba mal o no. También tengo que ser sincera y confesaros que yo ya no lo puedo evitar y por inercia desconfío cualquier persona del sexo masculino así que no he dejado a mi hijo con nadie que no sea mujer salvo con su propio padre.
No obstante, para nada os digo que vosotras desconfiéis como yo, sólo os digo que lo tengáis presente y que pasar, pasa y demasiado! Se oculta en el seno de las familias por vergüenza, por no hacer más daño al niño/a y no se dan cuenta de que al callar como si no hubiese pasado hacen más dado, tanto al niñ@ porque se siente culpable e incomprendido, como al resto de niños que pueden estar expuestos a ese abusador por no saber que lo es. Si lo contamos podemos ayudar a otros ¿no creéis? Pues eso, os animo a que lo contéis para que algún día ningún niñ@ tenga que sufrir ningún abuso. #Cuéntalo