“Querida” Madre:
No sé si algún día llegues a leer esto, pero escribirlo me hace sentir mejor y sacar esto que llevo dentro que me ahoga y me asfixia y me hace tener una rabia y un odio que no quiero tener.
Lo primero que quiero que sepas es que desde que desperté de tu manipulación, tu chantaje emocional, de tu toxicidad y me di cuenta la clase de persona que realmente eres, dejaste de ser mi madre, no te mereces ese nombre, te queda muy grande esa definición, tú no sabes lo que significa ser MADRE.
Ahora te pregunto, ¿Por qué? Sé bien que en el fondo no me querías ni a mí ni a mis hermanos, siempre lo decías, te arruinamos la vida, pero aún así era tu hija, te quedaste conmigo decidiste afrontar esa responsabilidad, se supone que tenías que cuidarme y darme amor. Cuando viajo a los recuerdos de mi niñez, no la recuerdo “tan mala” precaria sí, pero hasta ciertos años creo que me sentí querida hasta que lo conociste a ÉL.
Y entonces pasó, eso que tu llamabas “años tabú” ese suceso del que no se tenía que hablar, que me hacía tener vergüenza, me hacía sentir sucia y marcada, de verdad que puedo entender que cuando te enteraste que él había abusado de mí no lo supieras y no supieras gestionarlo, nadie te prepara para eso. Pero luego no puedo entender que siguieras con él, que lo perdonaras, que lo visitaras en prisión mientras yo estaba en un internado, que sufrieras cuando salió huyendo a España y que yo te tuviese que cuidar mientras llorabas en cama por él, que me trajeras a vivir con él, que continuaras mi sufrimiento y me obligaras a alargar mi suplicio 10 años hasta que me fui de casa y la guinda del pastel fue tener un hijo suyo. En definitiva, lo preferiste a él antes que a tu hija, decidiste que era más importante tú y ser mujer que madre y me traicionaste.
¿Alguna vez pensaste como me sentía yo? tu hija, tu hija favorita según tú, viviendo bajo el mismo techo que su abusador sexual. ¿Alguna vez te diste cuenta que dormía con un ojo abierto y otro cerrado, que esa ansiedad que me estaba comiendo hacia que me diera cabezazos en la almohada, que me autolesionara, que todos mis problemas de complejos, de autoestima, de seguridad, tenían que ver con que me sentía en un peligro constante? Después de todos estos años, estoy segurísima de que si alguna vez se te pasó por la mente, no lo quisiste enfrentar, no querías creerlo siempre fuiste cobarde, pero yo te lo voy a contar todo.
Primero decirte que SÍ para que te quede claro y como nunca me creíste, SÍ abusó de mí. En la misma habitación y en la misma cama donde te lo follabas y no fue una vez, horriblemente fueron muchas veces porque a ese CERDO no le basto una vez ni le importo que fuera tu hija y que tuviera 5 añitos. Nunca debiste meterlo en nuestra casa, te sigo contando más sitios, su asquerosa citroneta amarilla ¿La recuerdas? Yo perfectamente cuando dejabas que me llevara al colegio solo y aprovechaba, también su mugrosa peluquería, ¿Recuerdas la sala dónde estaban los lavacabezas? Pues ahí también pasó porque a ti no se te ocurría mejor idea que dejarme a “su cuidado”. Hay más lugares pero esos fueron los más recurrentes.
Por supuesto los abusos no fueron “obligados” con violencia o fuerza, cuando ocurrió, todo fue lentamente ganándose mi confianza y la tuya, dándome regalos, haciendo el papel de padre que me faltaba y tú me animabas a que yo le viera como tal. Me amenazó con hacerte daño a ti y a las personas de casa, me engaño y me hizo creer que era nuestro secreto. Pero llegue al límite y se lo conté a mi tía, la que tú llamas loca pero a la cual yo la llamo salvadora, si ella no llega a actuar, posiblemente los abusos hubieran llegado a mucho más que a abusos deshonestos.
Después de haber estado en terapia psicológica he comprendido muchas cosas, no tengo porque sentirme culpable de lo que pasó, yo no tuve la culpa, yo no lo provoque, el que tenía que sentir vergüenza era él y tú por ser su cómplice, yo no que soy la víctima. ¿Te acuerdas cuando te jactabas de que no había necesitado un psicólogo porque no era para tanto? Cuan equivocada estabas y estas. Tampoco tengo culpa por haberte dejado de hablar hace años y más aún cuando me he enterado por otro familiar que mentiste, dijiste al juez que todo era mentira que me lo había inventado y que mi tía “loca” me había obligado a decirlo, tú, la otra tía y la abuela no tenéis perdón por haber encubierto a ese “ser” que se ha ido de rositas y nunca ha pagado su crimen, desde ese momento debes saber “QUERIDA MADRE” que para mí estas muerta.
El día que el “SER” pederasta muera haré una gran fiesta y el día que te mueras tu no derramare ni una lagrima por ti.