Carta abierta a “La Manada”:
Manada, tras la sentencia de ayer, tras todo lo ocurrido, quiero de alguna forma haceros llegar esto. Yo, aunque no lo creáis, no os deseo la muerte. Eso es el camino fácil. Y el más rápido. Y no os lo deseo. Lo que sí me gustaría para vosotros sería que en la cárcel, el poco tiempo que vais a pasar, abusen de vosotros (porque claro, según el juez no fue violación, fue abuso) como abusasteis vosotros de una chica de 18 años en San Fermín. Que entre 5 tíos, os cojan uno por uno y os penetren por todos los orificios de vuestro cuerpo. Que además se rían, se jacten, lo compartan con el resto de presos, se pidan el turno para follaros. No hace falta que lo graben. No necesitamos pruebas porque, como ya hemos visto, no sirven de nada. Y que luego os dejen desnudos y tirados en un rincón. Y que tengáis que ir al psicólogo. Porque eso crea pesadillas, aunque os parezca divertido. Y denunciad. Hacedlo. En serio. Y que os investiguen. Y os pongan en duda. ¿Habíais bebido o consumido alguna sustancia? ¿Dijisteis que no? ¿Gritasteis? Pero es que se os ha visto sonreír en el patio de la cárcel. ¡Tan mal no lo estaréis pasando! Claro, es que vais marcando musculito con esas camisetas y vais provocando. Pero no gritasteis, así que eso tiene que ser porque estabais disfrutando. Y así, durante dos años. Y mientras, vosotros, criticados y puestos en duda por la opinión pública.
Y llegará el día que salgáis a la calle. ¡Por fin la libertad! Y ya afuera os deseo que todas las noches que salgáis de fiesta volváis a casa con miedo, apretando las llaves tan fuerte que casi te traspasan la mano. Que cuando veáis a otro hombre, os entre el pánico (aunque ese hombre no quiera haceros nada, pero vosotros no lo sabéis y aún tenéis el sabor de la experiencia pasada) y os tengáis que cruzar de acera. Que si veis un coche que pasa cerca de vosotros y aminora el paso memoricéis modelo, color y matrícula por si acaso. Que tengáis que mandar un WhatsApp a vuestros amigos al llegar a casa para hacerles saber que estáis bien. Que vuestras pobres madres que seguro que están sufriendo por lo que sus descerebrados hijos han hecho no peguen ojo hasta que no os oigan girar la llave de la puerta y se aseguren que estáis bien. Que os toquen el culo por la calle sin ton ni son y encima os culpen por llevar esos vaqueros tan ajustados. Que os digan “piropos” del tipo “tienes unos ojos que te comería todo el cipote” y os sintáis inseguros y con miedo.
Manada, yo no os deseo la muerte. Sólo os deseo el miedo que la chica a la que asaltasteis y otras tantas tienen (tenemos) en muchas ocasiones, porque eso nos hace estar más muertas que vivas.