No se ni por dónde empezar pero necesito contar esto en algún sitio donde sepa que alguien me lea sin juzgar. No busco consejos o soluciones porque creo que están dentro de mi y no he ido a ver a un profesional no se si por vergüenza o por falsa autosuficiencia, pero estoy poco a poco reuniendo las fuerzas para ir. Esto va a ser muy largo porque necesito contar muchas cosas.
Voy a empezar por el principio, vengo de una familia bastante disfuncional. Mi padre era (falleció hace años) alcohólico y mi madre codependiente. Mi infancia, adolescencia y juventud fueron una sucesión de situaciones de inseguridad y estrés de las que intenté proteger a mi hermano pequeño. Me he pasado casi toda la vida mintiendo de puertas para afuera para que no se notase la situación que vivía en casa. Siempre he intentado ser la «niña perfecta» y lo he hecho «todo bien». No he dado problemas, me he esforzado, he estudiado pagando los estudios con becas y cuando faltó mi padre, después de una larga enfermedad, he cuidado de mi madre y de mi hermano.
Con un ejemplo tan edificante en casa no he tenido demasiadas relaciones, solo un par de ellas largas, que no estables.
La primera con un adicto al porno y los videojuegos que vivía en casa de sus padres y era un nini por voluntad propia. Yo le intenté ayudar de todas las maneras posibles a terminar los estudios y a encontrar un trabajo mientras él conocía a otras en webs de contactos y era infiel. Lo descubrí todo con el tiempo y lo dejé.
Después de eso intenté tomar conciencia de que había elegido mal a mi pareja y que necesitaba no estar con nadie, mejorar emocionalmente y centrarme en mi.
Pero no lo hice del todo. Me puse excusas, puse a todo el mundo delante de mis necesidades de nuevo y poco a poco me dejé llevar hacia otra relación.
Al principio parecía un chico trabajador, estable y que me cuidaba. Empezamos a vivir juntos al cabo de un par de años de relación, yo no quería apurar las cosas.
Poco después él sufrió serios problemas laborales y he terminado haciéndome cargo económicamente de los dos. Esta situación ha drenado mis ahorros hasta hace poco que mi posición laboral ha remontado y me voy recuperando lentamente. He sacrificado mis necesidades muchas veces para no gastar.
Los problemas laborales de mi pareja le llevaron a estar seriamente mal. Solo entrenaba y estaba en casa. Se podía pasar 4-5 horas diarias en el gimnasio, por lo que el resto del día prácticamente solo dormía y comía. Yo, ¡cómo no!, le apoyé durante ese tiempo haciéndome cargo de todo.
Ahora está con trabajos temporales que le permiten aportar algo en casa, pero yo sigo llevando la carga económica y, prácticamente, casi toda la responsabilidad de la casa.
Este año ha sido devastador en muchos sentidos. El virus ha pasado como un huracán y se ha llevado a mi abuelo paterno que era un gran apoyo. Además el teletrabajo durante el confinamiento me ha devuelto la ansiedad y ha dejado mi salud mental bastante tocada.
Pasando todo esto, ahora me encuentro que a mi pareja le ha entrado el gusanillo de salir de noche. Si, en medio de la pandemia 3-4 veces por semana, después de trabajar, llega a casa entre la 1 y las 12 de la mañana. A veces avisando y a veces no.
No llega bebido y no toma drogas más que demasiadas bebidas energéticas.
Me siento celosa cuando sale porque, aunque me cuenta luego con quién ha estado, no termino de creerle aunque no tengo pruebas de nada. Cada noche que está fuera me inundan los recuerdos de las noches junto a mi madre esperando a que mi padre volviese. De su angustia y mi desolación. Me siento impotente y sola.
Estoy en un punto en el que quiero dejarlo todo e irme a una cueva. Me muero de la ansiedad y de los celos cada vez que sale. No duermo, no tengo hambre, he perdido kilos y salud desde marzo.
No se si quiero dejarle porque no tengo fuerzas para echarlo de casa (el piso lo alquilé yo) ni para irme a otra parte.
Llevo días intentando centrarme en mi y dejar de obsesionarme con él, con sus salidas y con sus desplantes. Pero no lo consigo (prueba es que necesito escribir esto).
Se que la respuesta, si la hay, va a ser «sal de ahí», es lo razonable, es lo sano y es lo que ahora mismo no tengo fuerzas para hacer.
Si has llegado hasta el final, gracias por leerlo todo.