Querid@s amig@s loversizers!
LLevo ya un tiempo queriendo escribiros. Como muchas de vosotras, quiero compartir mis experiencias transformadoras que tantas ganas tenía de tener.
A mis 31 casi 32 años, mi vida, como la de casi todas aquí, no ha sido nada fácil. Me fui de España hace casi 7 años porque no encajaba en mi ciudad. SIEMPRE me he sentido distinta a los demás. Siempre me he sentido inferior a los demás con mis 120 kg y mi 1.80 m de altura. No vengo de una ciudad pequeña, ni mucho menos. Nunca nadie ha creído que yo tuviera esa falta de gran falta de autoestima, porque lo sabía disimular muy bien.
Mi familia, algo desestructurada (como muchas otras) tampoco es que haya sido un gran apoyo, hasta ahora.
Mi madre ha trabajado siempre en clínicas estéticas (con todo lo que eso conlleva) y siempre me ha criticado a la hora de vestir y de ser yo misma.
Mi padre, bien grandote él, se pasa la vida criticando a las mujeres grandes (se ve que sus gafas no están bien graduadas y no debe ver las hijas que tiene).
Mis círculos de amigos/as, que adoro, me han intentado cuidar lo máximo posible, pero eso no ha evitado que yo reciba insultos de punta a punta de la calle sin haber hecho yo nada, miradas de desprecio, risas, bullying en el colegio, en el pueblo…
Siempre he sido la que destaca por mi tamaño. Ah, y también porque siempre he sido muy graciosa y simpática (hola, el clown del grupo…)
Sólo he tenido una pareja (cuando tenía 17 años) que fue un auténtico calvario con cuernos por medio. El segundo chico del que me enamoré, con 20 años, me ocultó durante la «relación» y desapareció el día de mi cumpleaños diciéndome que tenía paperas (lo volví a ver a los meses con otra chica, monísima por supuesto y con sus amigos andando por su pueblo mientras yo trabajaba de animadora).
Estos años fuera de España, concretamente en Londres, han sido muy duros para mi. Me vine aquí con una mano delante y otra detrás. Estaba muy perdida y caí en las drogas para olvidarme de quien era y sólo mostrar esa parte divertida de mi, rodeada de gente que era por dentro igual de infeliz que yo.
Estando aquí tuve muchos problemas con mi familia, en concreto con mis padres (están separados) pero nunca jamás se enteraron por lo que estaba pasando.
Cuando toqué fondo, hace unos 2 años, no tuve otra que dar un frenazo a mi vida y mirar a mi alrededor.
Hasta el momento, sólo me había acostado con tíos yendo muy perjudicada, dándome igual todo y sólo buscando que alguien me quisiera aunque fuera por unas horas.
Llegué al punto de no ponerme en frente del espejo cuando mi osteópata me estaba haciendo el tratamiento para mi espalda. No dejé que me tocara. Me pongo a llorar cuando pienso cómo he podido llegar hasta ese punto y cómo he podido hacerme eso a mi misma.
Por suerte, tuve la valentía y la fuerza de apartarme de todo mi entorno y empezar mi vida de nuevo.
Empecé por apuntarme a senderismo, buscar trabajo de lo mío, buscarme una casa decente e intentar olvidarme de todas mis mierdas. En enero de este año empecé a ir una terapia aquí que bueno, algo me ayudó, y empecé a poner muchas cosas en su sitio. Entre ellas la relación con mis padres que ahora es mucho más buena.
Aunque nunca he sido una gran fan de la lectura, mi madre me regaló un libro que se llama DESPIERTA las navidades pasadas, y he de decir que llegó en el mejor momento.
Ahora tengo el trabajo que vine a buscar. Soy profesora de niños autistas. Me valoran mucho en mi colegio, me valoran los padres, mis amigos, me valora mi familia y lo más importante, por fin ME VALORO YO.
No tenéis ni idea de lo que TODAS vosotras me habéis ayudado. Habéis compartido problemas aquí que pensaba que sólo yo tenía.
Me he pasado 31 años de mi vida metida en unos putos leggings negros. Me he pasado 31 años de mi vida pensando en que nadie me iba a querer porque yo no podía quererme (y aun me cuesta). Me he pasado 31 putos años pensando que no puedo ponerme un pantalón corto porque «a chicas como yo no nos queda bien».Y por supuesto, 31 putos años con el bañador negro bien tapada para que no se me asome ni medio pelo.
Pues bien, a principios de este verano, dije BASTA YA. Me metí en ASOS y empecé a comprarme todos los vestidos, pantalones cortos y camisetas de colores que vi. Me gasté la mitad de mis ahorros y me compré UN BIKINI, señoras.
Pensé que se iba a quedar en el armario, pero un día de mucho calor aquí en Londres decidí ponérmelo para salir a mi jardín. Y ME QUEMÉ LA BARRIGA.
Jamás (o x lo menos que yo recuerde) me había pasado.
Al día siguiente me puse mis pantalones cortos (por encima de la rodilla) para ir trabajar.
No sé cómo explicaos la experiencia. Sentí que la gente me miraba las piernas, pero también sentí que me daba el aire en ellas. Sentí la libertad de no tener que llevar mis piernas tapadas en un día de 35 grados en Londres, que os puedo asegurar que es como 45 en España.
Y al día siguiente me los volví a poner.
Y así, hasta hoy.
Mi cuerpo está moreno, mis piernas, mi barriga con estrías. Hasta he hecho top less durante mis vacaciones en mi ciudad.
ME DA IGUAL QUE ME MIREN. ME DA IGUAL LO QUE PIENSEN.
Tengo piernas, tengo barriga.
Soy guapa, soy simpática, súper divertida.
Tengo estrías y el culo grande.
Soy lista y me he montado una vida de la nada.
Soy una triunfadora.
Puede que no tenga pareja, y puede que nunca la tenga. O quizá sí.
Pero me tengo a mi misma, que es con la única que voy a pasar el resto de mis días.
Muchas gracias a las organizadoras de todo corazón, y muchas gracias a todos y todas los que cada día publicáis un pedacito de vuestras vidas para que los demás os leamos y nos sirva de guía y apoyo.
Ahora sabéis muchas cosas de la mía y espero que a alguien le sirva.
Con todo mi amor,
Star