Hola a todas, he escrito varias veces en este foro y siempre me habéis dado buenos consejos. Ahora vengo a desahogarme.
Hace 10 meses di a luz a mi hijo. Ese día ingresé en el hospital y, como iba a estar unos días fuera de casa, mis padres se quedarían con mi gato en su casa, como había hecho otras veces.
Sin embargo, en un descuido, se salió del transportín cuando lo trasladaban y lo atropellaron de muerte.
Yo estaba en la sala de dilatación.
Ese día nació mi hijo y perdí otro hijo. Desde entonces, no levanto cabeza.
Cada mes que pasa, pienso en mi gato, cada mes que mi hijo cumple un mes de vida, cuento que es un mes sin él.
Quiero mucho a mi hijo y es mi lucecita, pero el día que hubiera sido el más bonito de mi vida en su nacimiento es el más duro de mi vida.
Lloro cada tarde cuando le recuerdo, cuando pienso que mi hijo no lo conocerá. Cuando pienso en que pronto celebraré su primer cumple y el primer aniversario de muerte de mi gato.
Pienso en mi vida antes de tener a mi hijo, cuando mi gato estaba vivo. Me culpo por quedarme embarazada y a la vez es lo más bonito que me ha pasado. Pienso en que antes mi vida era más fácil con mi gato, y ahora es todo tan difícil con mi hijo y mi gato no está para apoyarme.
He pensado ir a terapia, pero en realidad haga lo que haga no lo traerá de vuelta. Él se fue sin que yo pudiera despedirme, la última vez que le vi yo partía al hospital y ni siquiera le dije adios apropiadamente.
No me juzguéis por querer tanto a un animal, para mí era como mi hijo, y soñaba en que los dos hubieran compartido momentos juntos.