Vale, sé que de primeras y al leer el título vais a pensar ‘menuda petarda, pero qué drama es ese’, pues el drama es que mi ‘novio’ quiere ser cocinero profesional y se ha presentado a MasterChef porque dice que tiene un don que ha heredado de su abuela (???)
Claro, a mí me está hablando de lo maravilloso que cocina desde la cita -6, es que ni siquiera nos habíamos visto en persona y ya me hablaba de su musaka, de su crem brulé, de las esferificaciones de cilantro y no sé cuántas cosas más que no entiendo ni sé escribir.
Pues claro, yo deseando probar su comida, decirle que todo buenísimo y que va a ser el nuevo Martin Bersaategui, hasta que la he probado y no estoy hablando de una vez, hablo con conocimiento de causa, ya me he comido sus platos CINCO veces y las CINCO ha sido HORRIBLE.
Es que no entiendo cómo le pueden salir platos malos con buenos ingredientes, el primero era una crema de puerros y sabía a AJO, pero es que SOLO AJO sin nada más, luego me sacó una carne pasadísima sin sal, una tarta de oreo que sabía a queso roquefort (???), una lasaña DURA como la PIEDRA, que la menos mala, porque directamente es que no sabía a NADA.
El caso es que siempre le doy largas en plan ‘pues no está tan mal’ o cosas así, porque de verdad que me observa a cada bocado que doy con ojitos de ilusión, me pregunta todo el rato que qué tal y como yo hace todo el mundo, porque al parecer su familia nunca le ha dicho que pare o que se mire unos cursos on-line aunque sea.
El caso, ¿qué hago? ¿cómo se lo digo? ¿se lo digo?