El día que acabé durmiendo sola en medio del bosque

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    Texto de una seguidora enviado a [email protected]

    Esta historia que bien podría llamarse una serie de catastróficas desdichas, me pasó hace años, en mis tiernos 20, en mis viajes para fotografiar Alemania yo sola y sin hablar alemán. Por aquel entonces no había teléfonos móviles todavía. Voy a intentar resumir para que no se haga tan largo así que igual me olvido de algunos detalles.

    Tenía algunas normas a la hora de viajar a una nueva ciudad, una de ellas era básicamente no llegar de noche, procurar hacerlo de día ya que allí se hace muy pronto de noche, sobre todo en invierno que es cuando fui, la iluminación no es como en España sobre todo en algunas zonas y la gente se suele recoger antes, como a partir de las 6 de la tarde ya no hay casi nada abierto ni gente por la calle. Al menos antes era así.

    Bueno pues esta fue una de esas veces que me salté mi propia norma a la torera y llegué a Friburgo de noche. Conseguí llegar al albergue con las últimas horas del día, para ello tuve que atravesar primero Friburgo ya que el albergue está a las afueras al lado de la Selva Negra. Yo iba para hacer fotos allí así que ese albergue me venía genial. Pero lo dicho, tuve que salir de la ciudad y andar unos kilómetros por una carretera que seguía el río Dreisam. Lo único que había de camino era carretera, río y bosque pero como aún había algo de luz no me dio mucho yuyu.

    Llegué al albergue en cuestión y rellené mi solicitud de habitación y cuando fui a pagar con tarjeta resulta que no tenían datáfono, ahora seguro que ya no pasa esto pero entonces así fue, el recepcionista me indicó en inglés que tendría que ir al pueblo a sacar dinero en el cajero del banco para poder pagar la habitación al contado. Le pedí que me guardara mientras tanto la habitación y las maletas que había dejado en el hall mientras iba a por el dinero y me dijo que sin problema.

    Un dato importante que se me ha olvidado mencionar es que estaba un poco lesionada y es que como me pegaba el día andando se me había hecho una ampolla enorme en el pie, como además llovía constantemente se me había roto la suela de los zapatos y me había entrado agua,con lo cual, creía que la ampolla se me había infectado o algo con la humedad porque me dolía mucho. Lxs que hayan hecho el Camino de Santiago o algo así entenderán lo que digo.

    Así que no es sólo que tenía que andar unos kilómetros sola a oscuras por una carretera en una ciudad extranjera y sin saber el idioma, es que aun encima me dolía mucho el pie. Cuando iba a mitad de camino pensé que podía haber llamado a un taxi y que si en ese momento paraba un coche y me hacía lo que fuera, nadie se enteraría, me empecé a sentir estúpida y desdichada y me puse a llorar como una niña pequeña, además aunque sabía que era un camino recto siguiendo el río, tenía miedo de perderme pues soy muy despistada. Finalmente conseguí llegar a la ciudad y dentro de la ciudad no me costó mucho encontrar un banco donde poder sacar dinero. El siguiente problema fue abrir la puerta ya que mi tarjeta no era de ese banco y no me dejaba, pero una vez más tuve suerte y la señora de la limpieza que estaba dentro me vio y me abrió la puerta, le expliqué lo sucedido y me dejó pasar y pude sacar dinero.

    Siempre he pensado que a pesar de todo soy una persona con suerte, pero no con mucha suerte, quiero decir, soy el tipo de persona que en medio de un tiroteo se agacha en el momento preciso para esquivar una bala porque ha pisado una mierda. A ese tipo de suerte me refiero.

    A la hora de volver conseguí encontrar un taxi que me llevó de vuelta al albergue sin problema. El pie me dolía un montón pero intentaba ignorarlo aunque no podía evitar cojear un poco. A pesar de ello, llegué contenta, ya solo tenía que pagar y dormiría feliz en una camita. Al entrar, me di cuenta de que fuera había un autobús aparcado que no estaba antes pero no le di mucha importancia.

    Al llegar a recepción, esta estaba vacía y había un cartel en alemán, que supuse ponía algo así como “ Estoy cenando, vuelvo en un momento”. Así que esperé pacientemente. Aunque hubo un detalle que no me gustó ni un pelo y es que el recepcionista como digo no estaba y mis maletas estaban sin guardar y sin supervisión, en el hall tal y como yo las había dejado. Pasada media hora o así volvió el recepcionista y yo ya pasaba de movidas y menos en otros idiomas, quería dormir en camita, así que le dije que quería pagar mi habitación.

    Me miró como flipado y me empezó a explicar que es que había llegado un autobús escolar y se habían ocupado todas las habitaciones que quedaban libres, discutí con él porque yo ya había rellenado y firmado mi solicitud pero no sirvió de nada porque como no había pagado pues no tenía derecho a nada. Pero que si quería me dejaba dormir en el hall.

    Y entonces me cabreé, después de todo lo que había pasado y me había dejado sin habitación, es que no me lo podía creer, lo que estaba segura es de que no le iba a dar el gusto de verme dormir en el hall como una sin techo. Pensé en coger un taxi y alojarme en algún hotel de la ciudad y ya volver por la mañana a hacer las fotos pero eso iba a ser un gasto económico importante ya que luego tendría que volver andando o coger otro taxi hasta allí y además iba a tener que ir al médico casi seguro por el pie y eso también iba a ser una pasta. Me sentí superada por el cansancio y la situación y tomé una mierda de decisión (lo se), cogí mis maletas y me fui al bosque, me adentré en pleno diciembre en la Selva Negra y me hice una especie de refugio a lo Último Superviviente con ramas y hojas.

    No os voy a mentir, no dormí una mierda, me pegué la noche acojonada y muerta de frío deseando que se hiciera de día para hacer mis fotos y pirarme de allí.

    Había un montón de ruidos tétricos, yo me imaginaba las mil maneras de morir que podía tener allí, hipotermia era la menos chunga y eso que me puse 3 pantalones y 4 jerseys. Hubo un momento en la noche que por dejar de oír los ruidos esos me puse el discman (eran esos tiempos) pero al rato se me acabaron las pilas y oir a Courtney Love baja de batería era peor que oír los ruidos del bosque nocturno.

    Cuando por fin amaneció emergí del bosque hacia el albergue ante la mirada estupefacta de los niños que estaban por allí que derepente vieron una tía rara, que cojeaba, con cara de no haber dormido, pelos de haberse estado revolcando entre los arbustos y cara de psicópata, es que imaginaros la estampa. Porque yo ahora me acuerdo y me parto de risa. Total que llegué al albergue y pedí hablar con la directora. Y a ella le expliqué todo lo que me había pasado, le pedí que si había algún médico en el albergue me mirara por favor el pie y que me guardaran BAJO LLAVE O SUPERVISIÓN las maletas mientras me iba a hacer las fotos que tenía que hacer a la Selva Negra. No tuvo ningún problema en hacer todo esto, el pie me olía mal y me dijo la doctora que me vio que me tendrían que operar pero eso ya es otra historia, el caso es que hice unas fotos brutales con película infrarroja que luego conseguí vender y además hice una exposición que tuvo bastante éxito, así que por lo menos la experiencia al final me salió rentable.

    Sara Navarro


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    N
    Invitado
    N on #864513

    Uff, lo siento pero me espero a que saquen la película…

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