Jajajajajaja voy a empezar así para que veáis de qué va esta historia. Mi hermana dice que no la hay más pardilla que yo y quiero contaros mi movida.
Vivimos cuatro en casa (bueno, cinco contando a Chispa). Mi madre es ama de casa y siempre mide todo hasta el último detalle. Su última adquisición en Westwing ha sido un espejo enooooooorme. Lo recibí yo una mañana en casa y pensaba que se había vuelto loca pero cuando llegó de la compra me dijo que yo no tenía ni idea, que me apartara y dejara de tocarle las narices.
Pasó el día, yo encerrada en mi habitación estudiando como buena opositora que se precie y en mi mundo de temas y horarios que ni en sueños cumplo.
Bueno pues llegó la noche. Mi hermana me trajo un sandwich a la habitación y a eso de las tres de la mañana decido que ya está bien. Apago todo y salgo de la habitación para ir al baño. Solo se escuchaban los ronquidos de mi padre. Voy solo con la luz del móvil en la mano, giro al salir del pasillo Y CASI ME MUERO. Veo un ser de luz con algo blanco en la mano que me mira a lo lejos en la oscuridad. Os aseguro que no he tenido tantas palpitaciones en mi puñetera vida. Un ente de otros mundos, un sectario de Cthulhu, la Santa Compaña en mi casa… en tres segundos pensé de todo. Me paralicé como una idiota hasta que moví la mano del teléfono y vi que, ¡sorpresa! El ente también lo hacía. ¡Upsi! ¡Pero si el puto ente soy yo!
Me río pero me cago a la vez, no sabéis el miedo que daba esa poca luz y mi reflejo en el dichoso espejo. Salgo del baño corriendo y me encierro en mi habitación. Tuve pesadillas, sí, lo digo.
No contenta con eso, al día siguiente no le cuento nada a nadie de mi familia porque son unos malditos cabrones y sé que se van a estar descojonando de mí de por vida. Sigo con mi rutina de habitación y apuntes. A media tarde salgo y veo que el espejo ya no está donde la noche anterior, mi madre me está trolleando (pienso).
Llega la noche, todo otra vez a oscuras y al girar en el pasillo asomo el móvil y la cabeza intentando saber dónde carallo está el espejo del infierno. Me cago en todo lo que se menea, no lo encuentro. Voy al baño, cagada de miedo, termino y me vuelvo para la habitación. Cojo la curva del pasillo, y allí, al fondo de todo, a unos 5 metros de mí me vuelvo a encontrar con el puto ente terrorífico (oséase, yo misma). Oooooootra vez medio infartada. ¿A quién se le ocurre colgar un espejo enorme al final de un pasillo? ¿Es que en esta casa nadie ha visto una película de terror o qué? Voy corriendo y me encierro en mi cuarto.
Amanecí y pedí formalmente a mi madre que desechara esa mala idea del espejo en el pasillo. Me ha dicho que nanai, que ese espejo le da una amplitud maravillosa al pasillo y que me deje de entes y de taquicardias. Ya le he dicho que a partir de ahora encenderé hasta la última luz cada vez que me levante para ir al baño, pero así entre nosotras, no sirve de nada, me cago igual de miedo y no se por quéeeeeeeeeeee…