A mi, sinceramente, lo de poner el piso a su nombre y tu pagar un alquiler, me parece muy mala opción.
Si os separais, habéis invertido el mismo dinero en la vivienda, pero el tiene un piso y tú no.
Te puede echar cuando quiera, porque el piso es suyo.
El que se compra a el piso, paga la hipoteca. El resto de gastos a medias. Eso es lo justo, ni alquiler ni apaños raros.
Si puedes, te aconsejo que compres. Ahora mismo, como están los alquileres, sale a cuenta.
Una hipoteca te puede dejar una cuota de 300€ o menos, depende del precio del piso. Y los alquileres están por las nubes.
Nosotros estábamos empeñados en el alquiler, pero después de buscar dos años, acabamos comprando.
Compramos un piso viejito, lo reformamos nosotros mismos por completo, a nuestro gusto. Y es lo mejor que hemos podido hacer. Pagamos una cuota ridícula, el piso es nuestro, y si hace falta dinero o nos separaramos, se vende y ya está.
Lo importante es que lleguéis a un acuerdo económico. Que paga cada uno, que pasa si hay que repartir…
Por lo demás, yo antes pensaba que una hipoteca te ataba mucho, pero no lo siento así en absoluto. Al contrario. Me he quitado de encima muchos dolores de cabeza, y me sale más económico.
Una semana después de mudarnos nació nuestra hija, y me da tranquilidad saber que en un futuro puede heredar al menos un piso. Es como un seguro economía para ella.
Así que te animo a pensar con la cabeza, a dejar de lado tus miedos, y sobretodo, buscad una zona buena, con colegios que estén bien. Un piso que no tuvierais dificultades en venderlo rápido en caso de necesidad.
Y por favor, no pagues un alquiler por algo que puede ser tuyo. Tiras el dinero para nada.
Podéis firmar un contrato como que si os separa is el piso se vende o se alquila, que el que se lo quede le pague al otro lo que ha invertido, o lo que sea que te haga sentir más segura.
Es que ya he visto esa historia en varias amigas. El piso se lo compra el, ella paga un alquiler, pero invierte en decoración y confort, y sobretodo en las tareas del hogar, porque el que pone más pasta se cree con derecho. Y un día el señor se lía con otra y adiós muy buenas, que el piso es mío. Y ella con una mano delante y otra detrás, porque pagando como alquiler la mitad, de una hipoteca de las de hace unos años, no da para ahorrar nada.