No llevo ni dos meses y ya estoy al borde del colapso.
Estoy embarazada de siete meses, el padre no quiere saber nada del bebé y desde el mes 1 (cuando supe que estaba embarazada) se fue de mi vida sin mirar atrás. No éramos ‘nada’ serio. Yo he decidido seguir adelante con el embarazo, mis padres me dijeron que volviera a casa para poder mantenernos a mi y al bebé (vivía en un piso compartido, no es el ambiente ideal para educar a un bebé y yo no me puedo permitir pagarme una vivienda sola). Así que acepté. Hablé con mi casero, llegamos a un acuerdo, aguanté unos meses más hasta que encontramos a otra persona que se quedó con mi habitación, me ha devuelto la fianza, hemos roto el contrato amistosamente y me ha deseado mucha suerte.
Pues el caso es que llevo dos meses en casa de mis padres y el agobio es infinito, se meten en absolutamente todo lo que hago, pero la gota que colma el vaso ha sido la aparición de Dani. Es un chico que he conocido aquí en el pueblo que me está salvado de la locura. Es majo atento, parece buen tío, sabe que estoy embarazada y no ha salido corriendo, me escucha, me hace reír y me salva de la monotonía imposible que tengo aquí.
Pues bien, mis padres no lo respetan ni un poco, se pasan el día con cara de perro diciéndome que debería centrarme en mi bebé, que no es momento para amoríos, que luego acabo enamorada y embarazada del primero que pasa, que soy una inconsciente y que al paso que voy jamás podré ser una buena madre.
Y yo no entiendo qué tiene que ver la maternidad con el sentirse bien con alguien, con el conocer a otra persona, con sentir ilusión y ser feliz.
¿Tienen mis padres razón y es una irresponsabilidad conocer a una persona durante un embarazado cuando ‘lo has dejado hace nada’ con otro?