Hola, chicas…
De primeras, agradeceros que existais. Os leo continuamente, y me hace mucho bien saber que hay una comunidad tan buena y dispuesta apoyar a las demás. Nunca me había atrevido a escribir, supongo que porque me da miedo que me digan que es una tontería lo que me pasa, pero bueno, intentaré ser clara y no extenderme más de la cuenta.
¿Os acordáis de vuestro primer amor? ¿De lo intenso y bonito que es, de cómo se queda para siempre con nosotras? Pues a mí ese recuerdo me está matando y poco a poco veo que no tiene solución.
Para mí, desde que tengo uso de razón, solo existió un chico, un niño que conocí en un campamento, que era mi mejor amigo en un grupo de amigos, y con el que fui al cole. Ese niño se convirtió en mi vida, no muy bien amueblada. De pequeña sufría abusos constantes por parte de mi madre, maltrato físico, un divorcio con infidelidades, bullying escolar… vamos, el palmarés completo. Este niño, sin embargo, para mi era la luz. Era callado, reservado y tranquilo, hablaba como un adulto, o a mi me lo parecía, nunca se enfadaba, nunca levantaba la voz. Le gustaban las mismas cosas que a mi, y en esas edades en las que empiezas a sentir cositas, me descubrí perdidamente enamorada de él. Sucedió un día que le vi con su madre, que le recogía de su entrenamiento de baloncesto. La abrazaba y le cogía la mano con cariño, a una edad en la que a cualquier adolescente le da repelús mostrar amor hacia sus padres. Sentí que me moría por dentro por que me diese la mano a mí así.
Ni catorce añitos, y ya con un amor platónico. Desde sus andares a su olor, podía reconocerlo entre un mar de gente. A pesar de eso, para mi era un completo misterio, porque nunca fui buena conversadora, y el tímido y yo más, pues os podréis imaginar. No voy a dar más vueltas sobre lo mismo, y os llevo al ojo del huracán. No se por qué, era correspondido, y un día, de buenas a primeras, me dio la mano en una fiesta. No me cabían más mariposas en el estómago, y estuve tres días sin dormir de la felicidad. Fue casi un año precioso, en el que no era capaz de mirarle a los ojos sin ponerme colorada, y en el que tardamos meses en yo ser capaz de darle un beso, ya que cada interacción demasiado íntima me sobrepasaba. Nada de sexo, por supuesto. Imagínate si me costaba darle un beso, me da un ataque si pasamos de ahí.
En definitiva, que tal como vino se fue. Un buen día, decidió que ya no le gustaba, con un par de semanas de preaviso implícito en las que no quedaba con el grupo si yo iba, y nunca podía quedar conmigo directamente a solas. A mi se me cayó la vida. Perdí casi 20 kilos, en pleno estirón, y me quedé en nada. Dejé de comer. Dejé de salir por no verle, ya que compartíamos amigos. Empecé a tartamudear, no se bien por qué. Empecé a tener insomnio, de 3 a 5 noches por semana. Empecé a desmayarme por la falta de sueño y de una nutrición adecuada. No fui capaz de hacer amigos de nuevo.
Cosas de adolescentes, ¿verdad? Ahí está el problema. Han pasado 15 años, y si a día de hoy pudiese marcar en un calendario todos los días que he sentido ese agujero en el estómago al recordarle, todos los días de esos 15 años estarían en rojo. No volví a hacer amigos, no porque no quiera, es porque no se me da bien hablar con la gente. Acabé la universidad sin pena ni gloria, y cogí el primer trabajillo que pude. Después del divorcio, no volví a tener contacto directo con mi familia, salvo por casos muy puntuales. Ni siquiera vivimos en la misma parte del país. No volví a tener un hobbie, no por nada, sino porque no tengo ganas. Ya ni disfruto de las cosas que antes me gustaban. Vivo para trabajar, para por las noches plantearme de que mierda sirve, si no sería más fácil quitarme del medio.
Que a lo mejor no es ni por él, que es una mala racha (15 años de mala racha), pero siento que él es el único que me podría devolver la vida. ¡Y eso que ni siquiera le conozco ya! Será un hombre hecho y derecho, que ni siquiera se acordará de mi, y yo no salgo de esa etapa de mierda. Pensé que tarde o temprano se me pasaría, como todo el mundo, pero siguen pasando los años, y del tiempo que llevo con vida en este mundo, llevo más tiempo lamentando lo que perdí del que he disfrutado. Estoy cansada. Soy adulta, responsable y autosuficiente, llevo independizada muchos años, y he pasado por varias parejas que nunca jamás me han llenado lo más mínimo. Soy incapaz de sentir placer con otra persona, y solo siento amor hacia mis dos perretes. Si lo analizo con criterio, a los ojos de cualquiera parecería una adolescente enfurruñada, pero no es así.
¿Os ha pasado alguna vez? ¿Qué puedo hacer? Siento que mi vida no tiene ningún puto sentido, no se si ir a un profesional, no tengo nadie con quien hablar de esto y ya no se que hacer. Muchas gracias a todas, siento mucho el rollo, pero creedme cuando os digo que en 15 años no he exteriorizado esto ni una sola vez. Gracias, de verdad.