Hace un par de veranos estaba sola en casa y decidí pedir pizza para cenar. Tengo cuenta online, por lo que decidí hacer mi pedido desde el ordenar. Cuando el pizzero llegó llevaba el casco de la moto puesto, por lo que no le vi la cara. Pagué, me dió mi pizza y se fue. Hasta ahí todo bien. Al rato, recibí una petición de amistad en Facebook de un chico desconocido y como jamás acepto a nadie que no conozco, le pregunté que si me conocía de algo y porque tenía mi Facebook. Él me dijo que era el repartidor de pizza y que le había parecido muy guapa. Cuando le pregunté que como sabía mi nombre me dijo que por mi cuenta online. El chico se disculpó por incomodarme y me dijo un par de gracias, por lo que tonta de mí decidí aceptarle. Esa misma semana eran las fiestas de mi pueblo y una noche yo había bebido un poco más de la cuenta. Él me habló porque quería verme (ya me había dicho repetidas veces de quedar y yo siempre le decía que no quería), cuando le dije que no estaba en las fiestas porque había bebido un poco y me encontraba mal, no se le ocurrió nada mejor que esperarme frente mi portal. Yo cuando llegué y le vi allí, se me heló el corazón. Yo sola, de noche, en mi calle desierta y él esperándome, se me pasó de todo por la cabeza. Suerte que pasó un amigo mío y se quedó conmigo. Después de eso el pizzero siguió insistiendo a pesar de mis negativas y opte por bloquearle.
En aquel entonces yo no caí que eso era un delito, de haberlo hecho lo habría denunciado sin dudarlo.
Pero aquí no acaba todo. Una noche fui con mis padres y hermana a cenar al Foster Hollywood y cuando escanearon un código de mi móvil para aplicarme una oferta, el camarero al rato me agregó diciendo: vaya tetas te hace ese vestido, sueles ir así de sugerente? Ni me moleste en contestar, le bloqueé y no volví a aparecer por ese local más.