Hola chicas..
Hoy os escribo, más animada y con mejor ánimo…
Hace unos días, decidimos mi madre y yo ir a una de sus clínicas para valorar el ponerme una banda gástrica debido a mi sobrepeso… y también autoestima, ya que nunca fue un problema en mi vida pero de unos meses a ahora, no sé por qué sí.
Entramos y nos recibe la que dice ser la directora del centro. Lo primero que me dice; ‘que guapa y qué pena con ese cuerpo’ (empezamos de maravilla).
Hace pesarme, según me bajo de la báscula sus palabras fueron ‘con 24 años, dudo que puedas ser madre, hacer deporte, en fin, una vida normal’. A todo esto, yo callada hasta que al fin, rompí a llorar, mi madre estaba en sock por todo lo que estaba pasando.
Dio por hecho, por mi peso, que mi vida era sedentaria, a lo que mi madre tajante le respondió que mi ritmo de trabajo era muy duro y me levantaba a altas horas de la madrugada para desempeñarlo. En ese momento; se le iluminó la cara y me dijo ‘ah! Que estás indefinida? ¡Qué bien!’ (Supongo que para poder financiar el pastizal que me iba a ofrecer)…
Seguimos…
Mi madre, le dice que mi vida es totalmente normal, que tengo un novio que me quiere y valora un montón, mi trabajo estable, un perrito al que todos adoramos y me encanta viajar y los coches. Su respuesta: ‘¿prefieres gastarte el dinero en un coche nuevo y en un viaje a estar delgada con esa cara tan bonita que tienes?’ Me quedó helada, no estaba procesando bien lo que me decía, me resignaba a asentir con la cabeza.
Acto seguido me dice que una banda gástrica no es solución, que tienen que reducirme el estómago para que deje de comer porque sino, no será suficiente y estaré tirando mi dinero.
Le pido que me saque el presupuesto y así acabe cuanto antes la pesadilla que estoy viviendo…
Lo saca, lo veo inviable, ella insiste, que me lo puedo permitir porque todo el mundo tiene 400€ al mes para pagarse algo tan necesario como esto. (Deciros, que no padezco obesidad mórbida ni mi vida corre peligro por mi sobrepeso).
Le digo que lo pensaré… ella insiste, que ese precio sólo puede mantenerlo hasta mañana. Me levanto y le dice a mi madre ‘qué cara más estropeada tienes’ a lo que mi madre le responde (y esto es cierto) que la vida le ha tratado mal y lleva años en un tratamiento psiquiátrico por sus profundas depresiones y dolores de espalda (motivo de su jubilación) ¿su respuesta? ‘Ay, no me digas eso que me acabas emocionando…’ ella, con su 1,80 ficticio (yo mido 1,68 y me sacaba 2cm y con tacones), nos despidió con cara de asco sabiendo supongo que para sí misma, que no volveríamos.
Llegué a casa, le conté todo ello a mi novio, que por cierto, sí, está buenísimo y está con una gorda… y alucinó. Quiso ir a ponerle las pilas pero hay cosas chicas, que no merece la pena.
Perdí 2 horas de mi vida y una tarde entera en recuperar un poco de autoestima, peor a día de hoy, 2 semanas después, estoy feliz de ver lo valorada que estoy por la gente que me quiere.
Un besito.
Gordita resignada.