Cuando tenía 12 años, un chico de 30 que conocí en un chat de Terra se inventó que era mi novio. Yo sólo quería hacer amigos. Me llamaba día y noche para decirme cosas que no voy a poner aquí, me decía que me quería y que iba a venir a buscarme. Yo tenía miedo y se lo dije. Desde ahí, sus llamadas se resumían en contarme lo puta que era y en amenazar con venir a por mí. Durante meses, tenía miedo a levantar el teléfono para oír el contestador porque sabía que iba a encontrarme con una voz llamándome zorra y puta. Mis padres le denunciaron.
Tenía 12 años.
Con 15 años, me emborraché por primera vez. Durante más de diez años, pensé que era mi culpa. Que no tenía edad de beber y lo hice, que me lo había ganado. Un amigo de un amigo me propuso ir a su piso a buscar una botella de alcohol y volver después de cogerla. Otro amigo me paró. Abiertamente me dijo que su intención era follarme porque estaba borracha y no me iba a negar. No fui. Podría haber ido si no hubiera sido por mi amigo.
Tenía 15 años.
Con 16 años, había salido con una amiga a tomar algo y se hizo tarde. Dos hombres empezaron a seguirnos de noche y nos esperaban en la puerta de todos los bares. Al último entramos llorando porque les escuchamos diciendo barbaridades sobre nosotras. Llamaron a la policía. Se habían ido. Querían follarnos.
Teníamos 16 años.
Con 17 años, volvía a casa sola. Un coche comenzó a seguirme, me metí en un parque y se paró en la entrada. Decidí ir a pedirle explicaciones, muy mal, lo sé. Lo hice. Me dijo que si quería montarme una fiesta con él. Le dije que no. Sonrió y se fue. Salí corriendo.
Tenía 17 años.
Con 18 años, el que era mi mejor amigo me besó. Estábamos en un bar, yo acababa de empezar a salir con un chico. Mi amigo me agarró con fuerza de la muñeca y tiró de mí. Yo dije: «no». Él dijo: «sí». Y su afirmación valió más que mi negación. Pagué la cuenta y salí de allí llorando con un beso que no había pedido.
Tenía 18 años.
Con 19 años, el que era el mejor amigo de mi ex novio, me confesó lo que sentía por mí. Él también tenía novia. Aquel día me senté a hablar con él sobre nuestros videojuegos favoritos. En un momento dado, se bajó los pantalones. Me levanté nerviosa y quise salir de la habitación. Me cogió de la mano y me la posó sobre su pene erecto. Yo tiré oara soltarme y él dijo: es tu culpa que esté así, tienes que solucionarlo. Salí corriendo a la calle, me senté en un banco y empecé a llorar.
Tenía 19 años.
Con 20 años, mi ex novio se iba a dormir todos los días a las 6:00 y yo me despertaba porque me estaba penetrando. A veces tenía la decencia de preguntarme y yo le decía que no. No importaba, me acababa penetrando fuera cual fuera mi respuesta. Yo creía que era sexo en pareja. No sabía que tu novio te podía violar.
Tenía 20 años.
Con 21 años, ese mismo chico se obsesionó con los juguetes sexuales. Mientras me hacía sexo oral, me penetró con un juguete por el ano porque quería literalmente darme por culo mientras prácticabamos aquel tipo de sexo. Lloré todo el rato. Nunca paró. No sabía que tu novio te podía violar.
Tenía 21 años.
Con 22 años, derramé una bebida sobre unos cables. Sus padres estaban en casa y me tiró contra el suelo. Dijo que necesitaba un castigo y me penetró. Le pedí que parara. No lo hizo. Empecé a llorar con la mejilla apoyada contra el mármol. No sabía que tu novio te podía violar.
Tenía 22 años.
Con 23 años, volvimos a casa borrachos. Habíamos discutido y me exigió literalmente que le pusiera el coño en la cara. Me negué. Jamás he oído tantos insultos hacia una persona. Acepté. No sabía que tu novio te podía violar.
Tenía 23 años.
Con 26 años, fui a un bar. Un hombre sentado en el taburete de al lado comenzó a comentar lo delicioso que parecía mi cuello. Preguntó si podía hacerme sexo oral y si tenía novio. No respondí. Mi mejor amigo llegó y le informé de que iba al baño. Aquel hombre se levantó, y mi mejor amigo decidió ir conmigo. El hombre le dijo que a ver si tenía más suerte y me dejaba comer el coño, que él no había tenido esa alegría.
Tenía 26 años.
Hoy he pasado por delante de un grupo de chicos y me han dicho todo tipo de barbaridades, pero nadie me ha tocado. He pensado que no era para tanto.
Tengo 27 años.
En todas esas situaciones me arrepentí de callar. De no haber hecho algo. ¡¡Hermanas, hoy os digo: no calléis!! No mientras tengáis la oportunidad de hablar.
Sé que a veces en el momento no, que nos han inculcado el miedo. Pero de verdad, no estáis solas.
Si yo estoy por la calle, no os voy a dejar. Y como yo, muchas mujeres más. Y como ellas, muchos hombres más.
Que no podemos vivir con miedo, aunque nos hagan temer.
Que somos libres, fuertes y valientes.
Que hoy ya no tengo miedo.
Que es muy fácil y al mismo tiempo muy difícil decir esto, pero de verdad estoy con vosotras.
Que sois válidas.
Enormes.
Únicas.
Que hoy alzo la voz por todas nosotras.
Hermanas, os quiero.
Hermanas… no nos callarán.
✊?