Hola! Soy, Carla Garcés, una chica que lee mucho vuestras publicaciones y hace un año estuve con un poco de depresión porque a raíz de estudiar enfermería cogí un hipocondrismo patológico. He hecho un texto y tengo pensado hacer más, ya sea para ayudar a otras personas a identificarse y saber que se sale o para simplemente sentirme mejor conmigo misma. Si queréis utilizarlo os lo mando. Un besito y gracias.
“Qué delgadas estás. ¿Qué has hecho?”. No halaga. Lo único que hace es recordar los ratos de verdadera mierda, esos en los que tienes un nudo tan grande en el estómago que llegas a plantearte una gastroscopia (una después de otra). Te has visto en el espejo una, dos, tres y veinticinco veces, además de haberte pesado otras siete deseando que el peso no siga bajando, porque tu cabeza solo sabe llegar a una conclusión, LA conclusión: tienes cáncer de estómago. Una locura, sí, también lo sabes, pero si de cuatrocientas bolas solo una es azul, esa es la tuya (o, por supuesto, la que tú crees que es).
Sales a la calle y respiras tranquilidad durante unos segundos, hasta que adviertes con la mirada a la siguiente persona conocida y, de nuevo: “¡Qué delgada estás, tía, estás hasta pálida! ¿Estás bien?”. Oh. Dios. Qué pesadilla. Vuelves a imaginarte en el espejo y vuelve el nudo casi permanente. ¿Lo peor? Estás acostumbrándote. Acostumbrándote a vivir con miedo, con ese nudo que ya a duras penas notas, pero que impide el paso de cualquier tipo de comida (porquería o no). Al principio te asustas aún más y, cómo no, el segundo comentario del día aparece: “Como sigas así, al final te saldrá algo de verdad.”. Anda, gracias querida/o. Ahora lo sabes: cuanto más te esfuerzas, peor.
Estás cansada de levantarte por las mañanas, te mueres de rabia por el hecho de saber que hay gente postrada en camas y tú, que estás como una rosa, te obsesionas de manera extrema. Te lamentas porque no solo sufres tú, sino las tres personas que se mantienen a tu lado las veinticuatro horas, aunque ya te sientes cohibida por las numerosas veces que has comentado que te duele la barriga, que no puedes respirar, que tienes un bulto en el pecho…
Más de 12 informes de urgencias en menos de dos meses. Todo psicosomático. Creedme, he tocado fondo y me he sentido en el sitio más oscuro del mundo.
Todo esto pasa, con mucho esfuerzo y tiempo, lo prometo, pero no necesitáis que os recuerden lo sano/as que estáis o toda la vida que tenéis por delante para dejar de preocuparos por el presente y dejar los problemas para el futuro, porque vosotros ya estaréis pensando en esos “problemas del futuro”.
Chicos, chicas, el tiempo y el amor lo curan todo, aunque también se aprende a vivir con miedos añadidos (como los azúcares), y no tiene nada de malo. Siempre echaréis de menos a la persona que erais, pero deberéis amar a la persona que ahora sois.
Carla Garcés