¡Hola reinas!
Hoy os quiero contar mi enésima historia de gordofobia. En este caso vivida hace relativamente poco tiempo. El caso es que en mi pueblo han abierto una heladería de estas que están ahora de súper tendencia que te ponen mogollón de toppins y movidas en los helados, y como estaba buscando un curro para el verano eché el curriculum y me han contratado. Empecé la semana pasada y estoy la mar de contenta con el curro y con mis compañeros.
No lo están tanto en mi casa. Mi madre de entrada me dijo que no me hace falta trabajar, que dedique el verano a descansar como siempre y que ya tendré tiempo de matarme a trabajar. Mis hermanas mayores igual, que si me voy a arrepentir de estar todo el verano currando y todo eso. Yo pasé de todas ellas porque estoy harta de pedirle dinero a mis padres para absolutamente todo y esto es un trabajo a media jornada y me viene genial.
Pues el otro día estábamos tomando el café en la cocina después de comer mis dos hermanas, mi madre y yo y me volvieron a sacar el tema. Les dije que lo dejaran ya, que soy yo la que me voy a hartar de servir helados y que me dejen. Me levanté y me fui a la salita. Desde allí las escuché que seguían hablando entre ellas y escuché a mi madre decir que menuda vergüenza en el pueblo que su hija la gordita se pusiera a trabajar en una heladería que si todavía fuese una oficina o en una tienda de ropa aun vale, pero vendiendo helados… Mis hermanas la daban la razón diciendo que igual me habían contratado por eso, como imagen, y se empezaron a partir la caja las tres.
Me levanté y fui a decirles cuatro cosas, dijeron que solo era una broma que no me lo tomara tan mal pero desde ese día que no les hablo. Vivir con gente que tiene esa percepción de mí cuando soy una chica estudiosa y responsable me parece increíble. No sabe una ni con quién vive, de verdad. Besos a todas.