Mi Maestra:
Ella me llamaba y yo respondía, eramos como una ley física de la naturaleza, cada acción suya hacía reaccionar mi cuerpo.
Eramos química, uniendo nuestros cuerpos y nuestras mentes en una fusión nuclear inquebrantable.
Consiguió que entendiera el significado de la palabra enamorarse, y que aprendiera el idioma de los besos y caricias.
Me demostró que los problemas se resuelven con una simple operación, «Tú+Yo»
Practicamos figuras imposibles, dignas de los mejores gimnastas olímpicos.
Cada imagen en la que ella parecía parecía un cuadro, y su cuerpo en si una escultura tallada con cincel por el mismísimo Leonardo da Vinci. Ella en si misma era una puñetera obra maestra, que cada vez que analizaba me cautivaba más.
Hacía historia digna de estudiar a cada paso que daba , convirtiéndose en la emperatriz de mi mundo.
Pero ella me ha enseñado mas que las asignaturas básicas de la vida.
Me enseño qué es el amor y como se hace.
Pero se le olvido la lección más importante,como olvidarla…