¡Hola a todas! El otro día escribí en este mismo apartado un mensaje en el que estaba muy preocupada porque había conocido a un chico y no me atrevía a quedar con él por mi físico. En el anterior post me dediqué a poner mil cosas negativas de mi cuerpo, pensando que por el hecho de tener sobrepeso todo iba a ir fatal. Hoy quiero compartir mi historia, porque sé que pueden haber chicas en la misma situación que yo, y es una lección que me hacía falta aprender.
Para adentrarnos en la historia, al chico lo llamaremos Carlos. Carlos y yo llevábamos una semana hablando a cada instante por Whatsapp, en ningún momento habíamos hablado de nuestros cuerpos, y yo no se porque necesito «avisar» a la otra persona de mi físico, porque no me apetecen situaciones incómodas en persona la verdad, y perder el tiempo menos. Pero este no fue el caso, él no sabía que me sobraban muchos kilos, tan solo había visto dos fotos de mi cara. La noche anterior él había pasado un día horrible, y me pidió por favor que necesitaba un abrazo mío y conocerme, me propuso recorrerse la ciudad para tan solo cinco minutos. A pesar de que él estaba fatal, por miedo al rechazo le dije que no me atreví a verle, y le dejé con todo el día de mierda consolandole por Whatsapp.
A la mañana siguiente no dejaba de sentirme culpable, me había pedido ayuda y se la había rechazado. Empecé a analizar el porqué de mi rechazo, y adivinar…¡no quería espantarle con mi cuerpo!. Estuve toda la mañana sintiéndome horrible, y vine a esta maravillosa página a ver si a alguien le había pasado algo parecido y tachán! encontré un caso similar al mío. En los comentarios, todas las personas no dejaban de repetirle que tuviera «seguridad en ella misma» y todo saldría bien. Sinceramente, nunca me había sentido segura de mi misma delante de un chico, y…¿sabéis qué?, me propuse a quedar con él, pero no por el mero hecho de conocernos en persona…sino por el mero hecho de prometerme a mi misma que nunca más me iba a avergonzar de mi cuerpo, que si a ese chico le gustaba en un futuro quería que fuese por como soy. Total, cogí el oufit más simple de mi armario, deportivas, vaquero negro, camiseta negra y una camisa abierta, el pelo desmelenado y un poco de rimmel.
Las 22:00 de la noche y llamé a Carlos: «Carlos quiero verte», él me contestó, «¿cuándo?», y yo le dije…»esta noche». Lo vi a lo lejos, me miró y apartó rápidamente la mirada al teléfono móvil, en los primeros diez minutos mientras andábamos hacia un perdido lugar para sentarnos, no se digno a mirarme a los ojos. Mi cabeza pensó «vaya noche incomoda vas a tener, preparate». Estaba serio, con mirada fija al horizonte, no era nada cariñoso y parecía que ni se alegraba de verme. Intenté como pude hacerle reír, pegarle un par de pellizcos en el brazo…y adivinar, quién encontró un banco en medio de la nada para sentarnos? nosotros. Y sabéis en diez minutos lo que pasó? tenía su brazo bordeando mi cuerpo por la espalda, su mano en mis piernas buscando de forma tímida alguna ocasión para cogerme la mano, me empezó a besar las mejillas dulcemente y vale, hasta ahí guay…porque yo pensé «que chico más cariñoso, será asi con todos sus amigos» (sí, soy idiota). Hasta que nos miramos fijamente a los ojos, y no se si empezó el,o yo, pero nos besamos de forma inesperada. Eran las 23:00h de la noche, se nos hicieron las 4:30 de la mañana, sin dejar de besarnos y sin dejar de hablar mientras nos comíamos con las miradas.
Todo terminó con una despedida de media hora, un «me gustas», y un «el día que no tengamos que madrugar estamos toda la noche juntos». No he venido aquí a contar la historia, porque tampoco es que sea preciosa, he venido a dar ánimos a esas chicas que como yo, no se atreven a quedar con chicos. Ese día, aprendí que tu cuerpo es tuyo, y que si tú no lo amas…nadie, osea, nadie lo hará. Tener seguridad en tu misma es darte el valor que mereces, y nadie te valorará si tú no marcas cuánto vales (incalculable valor). Con esto quiero decir, que hay miles de personas, y miles de personas diferentes, no podemos dejar de vivir experiencias por miedo a ser rechazadas, porque si hubiera sido el caso de que me hubiera rechazado…al menos hubiera estado orgullosa de haberme atrevido a quedar con él, porque llevaba 6 años sin hacerlo.
Seguramente esta historia con Carlos, no llegué a mucho más. Él es un chico que nunca ha tenido una relación estable, y que tampoco me ha dejado claro si busca algo así, seguramente se quedé en el lío de unas cuantas noches mágicas, pero…conocerle ha hecho que aprenda la mayor lección de mi vida: amate como te gustaría que te amaran.