Hola chicas! ¿Qué parte de la frase NO SE HABLA DEL CUERPO AJENO le cuesta tanto entender a la gente? ¿Quizás no, quizás cuerpo o quizás ajeno?
Hace dos años mi ahora marido me pidió matrimonio, le dije que sí y me puse a buscar mi vestido soñado. En mi mente mi vestido soñado tenía una silueta pegada al cuerpo, escote en la espalda y manga tres cuartos… El primer vestido que me probé cumplía con todos esos requisitos, pero decidí seguir probandome porque qué novia se queda con el primer vestido que se prueba…
Pensaba que ningún vestido me iba a enamorar más que ese, hasta que un día me probé un vestido de tirantes, con la parte de arriba de guipur y una falda en silueta A, y me enamoré. A lo grande. Supe que era mi vestido, no quería quitarmelo, me veía una reina. Hasta que caí en un pequeño detalle… tenía tirantes. HORROR, PAVOR, TERROR. Cómo yo, gorda desde chiquitita, iba a llevar tirantes y dejar mis brazos al aire el día de mi boda.
Me costó lloros, frustración y muchas dudas, hasta que la dependienta y la modista se plantaron delante de mi y me dijeron esa frase que aun retumba en mi cabeza: «Tu futuro marido sabe como son tus brazos, tu familia sabe como son tus brazos y tus amigos saben como son tus brazos… Vas a dejar de llevar el vestido de tus sueños porque no quieres que la gente que te conoce vea partes de tu cuerpo que ya conoce y aun así te quiere, se quieren casar contigo y quieren acompañarte ese día?»
En ese momento os juro que mi cabeza hizo click, pagué mi maravilloso vestido de tirantes, el día de la boda me puse mi maravilloso vestido de tirantes, me olvidé de mis brazos, salté como una loca en la entrada del banquete, con el ramo en alto y mi brazo flacido moviendose todo lo que podía y mas… Todo era perfecto hasta que dos invitados, entre risas y sornas, más propias de un bully de instituto que de dos adultos invitados a una boda, me preguntarón: «Qué? Estás preñada?»
Todo lo que habia saltado hasta ese momento se me vino abajo, todo lo reina y princesa que me había sentido hasta ese momento se me desmoronó y, desde ese momento, no he sido capaz de ver las fotos de mi boda sin reparar en mi barriga abultada. En si este perfil me hace más tripa que aquel otro o en sí en esta foto parece que estoy más delgada de lo que soy.
Como maniobra de distracción fue brutal, me he olvidado de mis brazos. Como frase para una nueva fue demoledora y lapidaria.
Por favor, vamos a ser más aquella dependienta y modista, y apoyemonos, subamonos el autoestima y no hundamos a nadie con comentarios que aportan nada o menos. Menos todavía si es el día de su boda.