¡Buenas a tod@s! Hoy vengo a contaros como por una silla y la mala educación llevo con moratones y dolores por no poder sentarme bien casi 2 semanas.
Mi pareja y yo teníamos muchas ganas de ir a una cata de vinos y en nuestra ciudad anunciaban que hacían una y pues como regalo caído del cielo (porque parecía que los dioses estaban leyéndonos la mente) pues nos apuntamos y con muchas ganas de que llegara el día porque además era en un restaurante que hacía tiempo queríamos ir y pues…¡¡Que mejor ocasión!!
Llegó el día y nosotros muy monos vestidos llegamos y nos pidieron nuestros nombres y nos dijeron dónde íbamos sentados y yo fui con él camarero a ver el sitio porque luego yo soy capaz de sentarme en cualquier sitio que me pareciera a mi. Me fijé en las sillas de hierro que tenían y me di cuenta que para mi pedazo de culete y mis caderas yo ahí no iba a entrar por los brazos de las sillas y le dije al camarero con toda la educación del mundo que si no tenían otro estilo de silla porque yo no podría sentarme ahí pues a lo que el camarero me miró desde mi pelo hasta el dedo gordo del pie y sinceramente, la mirada dejó mucho que desear para que me sintiese cómoda y me dijo “Entiendo señora pero es que no tenemos sillas más grandes para su tamaño”, ahí me sentí que me tragaba la tierra en en todo y la manera más despectiva que me lo pudo decir.
Yo me fijé que en la terraza techada que tenían había sillas de mimbre y parecían ser más cómodas para mí y le pregunté que si no le importase que yo misma pudiera coger una silla de la terraza y ponerla en mi sitio que no creo que a nadie le molestase y me dijo con bordería “Mire señora si usted quiere coger la silla de terraza, se queda fuera porque las sillas de terraza son de terraza y las de interior son de interior y si usted no cabe en la silla pues lo lamento pero no puedo hacer otra cosa por usted”, yo ya estaba indignada por cómo me lo estaba diciendo y por la vergüenza que estaba pasando y ahí llegó mi pareja y me preguntó que qué pasaba y le comenté la situación y mi pareja le dijo que no tenía la vergüenza y educación para ser un camarero y que queríamos hablar con el dueño del restaurante para que nos dijera él mismo si podíamos coger una silla de fuera. Yo ya muerta de la vergüenza porque estaba empezando a enterarse todo el mundo, le dije a mi pareja que nos fuéramos que fuéramos a otro restaurante a cenar y me dijo que no, que él quería solucionar esto porque no quería que ese camarero me hablase y me tratase así.
Total que esperamos al dueño y se lo comentamos y nos dijo que exactamente que me cambiase la silla pero que cuando quedase una libre porque estaba todo lo de fuera reservado y que no le iban a cambiar la silla a una persona que ya tenía reservado su sitio en la terraza y no podía hacer nada ya que las reglas eran esas.
Pues allí nos ves, yo sentada en una silla que no había ni pa’trás incómoda y con ganas de llorar de los dolores que me daban de vez en cuando y Mi pareja viéndome de vez en cuando caras raras, me comentó en varias ocasiones que nos fuéramos y yo le dije que no que estaba más o menos cómoda y que estábamos disfrutando.
Ya nos quedaba sólo un vino para terminar cuando vino el camarero diciendo literalmente y palabras en su boca “Aquí traemos la silla para la señora que quería cambiarlaaaa”, ahí mi pareja no aguantó más, vió como sufrí toda la cena soltó la copa y le dijo al camarero delante de la gente que era una persona con muy poco empatía y que no tenía porque venir armando ese jaleo cuando sabía que yo me estaba muriendo de la vergüenza y el camarero se quedó mirándolo y mi pareja me dijo “Suelta la copa que nos vamos y sin pagar por este trato tan mal dado” y me levanté y nos fuimos a lo que vino el dueño y nos dijo que no nos podíamos ir sin pagar y le dijo mi pareja que está bien pero que nos diera la hoja de reclamaciones que íbamos a escribir todo lo de la noche y el dueño ya intentando no dárnosla le dijimos que íbamos a llamar a la policía y contarles que no nos la quería dar y ya si la sacó, la rellenamos y al final nos dijo que no nos la cobraba y que perdonase las molestias.
Así que, nos fuimos de allí con una hija de reclamaciones, cenados pero que a día de hoy aún tengo dolores de cadera y moratones por toda la cadera.