Reproducimos un testimonio que nos llega a [email protected]

Buenas, quería expresar esto y os leo mucho. Supongo que lo hago para sacarlo de dentro, para sentirme comprendida. 

Se que está fatal escrito pero son las 4 de la mañana y estoy agotada. No se si se podrá publicar, no se, si se publicase, si recibiré apoyo o hate y será peor. Un beso, os sigo mucho! 

Las cosas que no paré

De todas las cosas que me arrepiento en mi vida son aquellas que no hice. No irme a terminar la noche con aquel chico guapísimo que acababa de conocer y que no iba a ver nunca más. No mandar a la mierda al tío con el que estuve una semana loca de verano cuando intentó ligarse a otra en mi cara y dejarme plantada. No haberme atrevido a besar a Lorenzo. No haber continuado aquella conversación con el chico de Nueva Zelanda, quedándome con las ganas de haber pasado más tiempo con él. 

La peor cosa, fue lo que toleré, lo que me obligue a mí misma a ver como cosas normales, como cosas que yo o mi entorno provocaban. 

Conocí a ElError un 2 de enero de hace casi un año, por tinder. Me machaca cada poco una de las cosas que le dije en una de nuestras largas conversaciones antes de conocernos en persona: ‘pareces tan normal que no me lo creo’. 

Yo venía de mi primera relación seria, con convivencia, con una persona que era un sol, confiaba en mí, me quería…pero mis ataques de celos hicieron que la cosa se desgastara, al ser yo una tóxica y que tanto él como mis amigas me hicieran ver lo equivocada que estaba en mi forma de llevar las relaciones y empezara a terapia…también empecé con ataques de ansiedad, autolesiones y medicación por un tubo. Claro, que yo siempre dudaba de ese adjetivo ‘tóxica’ para referirse a mi. Soy muy celosa, eso sí es verdad, pero nunca nada de lo que hago lo hago para dañar a la otra persona. La relación se terminó porque ElSol se negaba a dejar de babearle a toda tía conocida o desconocida en instagram, omitía la gente con la que iba a comer, no quería presentarme a sus amigos porque ‘eso es de controladora’ y un largo etcétera en el que no voy a entrar porque no es esta relación de la que quiero hablar. 

Meses, casi un año después, fue aquella cita del 2 de enero…un poquito forzada porque yo le había comentado al chico que andaba algo liada con las navidades, el gimnasio y el curro. ‘Me da la impresión de que estoy pidiendo cita con el médico, si no me quieres conocer, pues paso’. Bueno, le hice un hueco. Un tío un poco raro pero agradable, no guapo pero resultón, autoproclamado feminista, de izquierdas, con buen gusto musical, empatico y compasivo. Genial. Al terminar la cita me dio un beso, con el que no estuve muy de acuerdo, pero a modo de mecanismo de defensa me reí y ya. ‘Eres muy guapa’ y nos fuimos. Mensajes a todas horas, palabras bonitas, atención, ganas de conocernos…¿nos vemos el día 6?.

Desde ese día no salió de mi casa. El no tenía trabajo y se quedaba por aquí, limpió los cristales de la cocina un día que yo trabajaba, porque no le costaba en absoluto hacer nada de la casa. 

A las pocas semanas, en Mercadona, comprando algo para cenar, me expreso lo tranquilo que se había sentido, que allí entre los pasillos de congelados se había dado cuenta de que estaba donde tenía que estar. 

Algunos días iba a su casa y me llamaba, si yo entraba a trabajar, me llamaba, cuando salía, me llamaba, si iba a cenar con mis padres me llamaba. Todo atenciones. 100% de entrega. 

Una tarde salí de trabajar y esperaba su llamada, pasó una hora, dos….nada. empecé a volverme un poco loca, inseguridad, ansiedad, no entendía nada. Me escribe tardísimo que no pasa nada, que estaba tocando la guitarra, que no está acostumbrado a estar con nadie y que se le olvidó. Me llama a las 8 de la mañana por FaceTime completamente arreglado y desde el coche. Le pregunto, porque no soy del todo tonta, que de dónde viene y que por qué no me lo dijo sin más. Me dice que se ha tenido que vestir y salir de casa porque estoy histérica. Mea culpa. 

Vuelve, esta vez vuelve sin coche, por lo que no puede irse cuando quiera a su casa, tengo que llevarle yo. Su madre le llama cada día, algo preocupada, el le grita que le compre un coche, yo flipando le hablo de que no puede tratar a su madre asi y que nadie le debe un coche a él. Dice que a sus padres les sobra el dinero. No estoy de acuerdo, lo paso. 

En este momento ya no sale de mi casa, si quiero ver a mis amigas o a mi familia o viene el conmigo o se queda con mala cara en mi casa. Tampoco pone nada de su parte por conocer a mi entorno porque ‘es muy pronto’.

Le hago la comida un día que yo no tengo ganas de comer, unas fabas de lata, me pide que no las aplaste al sacarlas de la lata, las saco con cuidado y las empiezo a calentar en un cazo. Me grita, desprecia y tira la comida al vater. Yo flipo, lo paso. 

Es el cumpleaños de mi amiga B. Lo celebra en su casa con un montón de gente, me invita, le pido que venga el, ya que está en mi casa y me dice que si. A los pocos días cambia de idea y a mi me parece feo decirle a él que ya no está invitado así que le comento que le voy a llevar igual. B me dice que llevemos bebida, 6 cervezas. 

Llegamos a la fiesta, el muy sonriente me dice que vamos a ser los más guapos y los más felices de la fiesta. Yo voy flotando. W, el novio de otra amiga coge una cerveza de las que hemos llevado y yo le acaricio el pelo. Bajo a fumar con ElError, ahí mismo, al portal, a la media hora de empezar la fiesta: ‘vete a la puta mierda, ese puto deforme me está bebiendo las cervezas y tu le estás acariciando para ponerme celoso, eres una zorra, te dejo’. Me desespero, nos vamos de la fiesta, me vuelvo loca, discutimos, lloro de impotencia porque nada tiene sentido, me hago daño (lo necesito para salir de los ataques de ansiedad). No me deja, no se va. Y yo, lo paso. 

Salimos a tomar el vermú y menciono a mi amigo H. Brota, le quiero poner celoso, ‘no vas a quedar con él ni de puta coña’, ‘estoy enamorado de ti, llevaba sin enamorarme desde los 16’, ‘no me gusta como eres con tus amigas’, ‘eres preciosa, me vuelves loco’, ‘tus amigas nos tratan mal porque te tienen envidia’, ‘claro que te quieres follar a tu amigo, yo me hago pajas pensando en las mías’. Estoy borracha, confusa, llorando y no le da la gana de irse a casa porque está muy nervioso. Pasan las horas, el sigue bebiendo, yo hace rato que paré. Se hace de noche y le pido que se suba al coche que lo voy a llevar a su casa. Es una carretera nacional un poco peligrosa, llena de curvas, niebla…me va gritando todo el camino y yo conduciendo y temblando, me grita que me quiere que de la vuelta, me tira del freno de mano en plena marcha y pierdo ligeramente el control del coche. Paro. Respiro…y doy la vuelta con el, a mi casa. 

Es mi cumpleaños, mis amigas me tienen preparada una fiesta sorpresa que el me revienta porque dice que no está invitado. Escribo a mi hermana que me dice que nadie le dijo que no viniera. Le digo que se quede, que yo quiero que el esté en mi cumpleaños. Se vuelve loco, ansiedad, me pide que le lleve a urgencias…no entra al hospital. Llego a casa muy nerviosa y mis amigas y mi hermana están allí, con regalos, tarta y velas. Yo jamás estuve tan triste, sabía que el las odiaba y que no quería estar allí. Se pasa toda la tarde hablando con una amiga por WhatsApp y siendo cortante con las mías. ‘No tengo que aguantar a tu hermana’. 

Vamos a casa de mis padres, reservo un brunch que teníamos pensado para el finde, para la celebración familiar de mi cumple, el dice que no quiere ir. Nos vamos, me llama egoísta, el tiene algo súper especial preparado para ese día y yo ni cuento con ello. Cancelo los planes con mi familia sintiéndome fatal. Llega el finde y no hay nada. No hay plan porque lo cancelo todo cuando se enfado, me quedo sin celebrar mi cumpleaños, ni con mi familia ni con el. 

Me llama un día al entrar al trabajo, me deja. Broto con un ataque de ansiedad y cojo una baja que me durará 10 meses. 

Me lleva al extremo en varias ocasiones, me relata con pelos y señales sus experiencias sexuales, me compara con sus anteriores parejas, me dice que no podemos salir de fiesta por donde sale el porque van a venir chicas de 28 años (yo tengo 35 y me repite muchas veces este dato) a abrazarle y yo lo voy a pasar mal. Sigue bebiendo cerveza, todos los días, todo el día. No pone un duro en casa. Mis amigas ya no me hablan. No limpia, no cocina, no conduce. Le pido que no esté media hora en la ducha porque me ahogan las facturas, se ríe y alarga las duchas un poquito más. 

En un día de esos en los que exploto, le pego un manotazo en el brazo, desesperada, necesito que pare, me vuelvo loca. Discutimos porque cada 3 días me deja, pero nunca se va. Esta vez si…no puedo más. me dice con desprecio que si pienso encontrar a alguien en tinder a mi edad. Se va. 

Me cambian el tratamiento y estoy histérica. Súper nerviosa y no puedo parar, no puedo estar sentada, no puedo pensar, no puedo vivir. Mi madre está desesperada, sufre viéndome. El le escribe a una de mis amigas con la que si me sigo hablando, le manda poemas para que me reenvíe, le habla maravillas de mí, le dice lo preocupado que está. Escribe a mi madre y le manda capturas de mi conversación dejándome fatal, de loca. Mi madre me prohíbe hablarle. 

Me llama, me pide que le vaya a buscar, que nos queremos, que tenemos que estar juntos…voy. 

Volvemos a la misma situación de antes, aunque peor. Empieza a buscar cosas por mi casa, me pide que no quede con mis amigas las que viven fuera, que seguro que inicie las discusiones porque quería que lo dejáramos cuando ellas venían porque yo estaría liada con alguien. Al final soy una puta que se follo a gente del gimnasio y del trabajo, que se puede esperar de mí. Hace meses que no voy al gimnasio, sus amigas, en las que piensa cuando se pajea, se reirían de mí por ser tan patetica de ir a entrenar. 

Me cruzo con mi amigo H con el que llevo meses sin hablar. Me saluda y yo le quito la cara por miedo a la reacción de él. 

Llego a casa sin energía, sintiéndome la absoluta mierda, necesito dormir. El se enfada y se pone a pasar la aspiradora por la habitación, es la primera vez que la pasa. 

Me levanto y le digo que no quiero vivir así, se tira al suelo de espaldas, cae a plomo…yo me empiezo a reír de lo absurdo de la situación, me coge por el cuello y me inmoviliza en la cama. Me pide perdón, entiende que yo haya tenido miedo, pero el sabía que no me iba a hacer nada. Es tarde, muy tarde. Le digo que por la mañana le llevo a su casa y no nos vemos nunca más. Me duermo. No quiere que duerma así que me despierta, me molesta, me grita. Me empieza a echar en cara todo lo que ha leído en mi móvil, que se lo ha estudiado aplicación por aplicación alguna noche anterior, me dice que se envió copias de las conversaciones y que me va a joder la vida. 

Mi perra está muy nerviosa con todo el jaleo y se intenta subir a la cama, la empuja y la tira al suelo. Me incorporo y ella intenta subirse, el hace lo mismo y grita que le tenemos hasta los cojones las dos. Yo estoy temblando, esto no lo voy a consentir. Me levanto, cojo a la perra y me encierro en el salón, le digo que en un par de horas, nos vamos, que necesito descansar para coger el coche. Viene al salón y me empuja fuerte, con las dos manos contra mi pecho. Me abraza, inmovilizándome otra vez. Me mete en la cama, me obliga a dormir con el. Caigo llorando de puro agotamiento. 

Me levanto por la mañana y el se acerca a mi y me pregunta que hacemos, que vayamos a algún sitio y nos olvidemos de todo. Mi perra es un ser inocente, mi vida. Por fin reúno las fuerzas para echarle, le digo que se busque la vida para volver. Me grita que soy una hija de puta, que hay mujeres maltratadas de verdad y yo estoy haciendo un drama. El sabe de lo que habla porque sacó matrícula de honor en ‘literatura y género’. 

Ya no lloro, llama a su hermano, coge sus cosas y se va sin mirar atrás, con todo el desprecio que es capaz de demostrar. 

Ha pasado casi un año y cada día me arrepiento de no haberlo denunciado. 

Me perdí a mi misma y a alguna de mis supuestas amigas. Perdi 10 meses de trabajo. Perdí mi salud mental. 

No consigo estar en paz con esto, no sé cómo se hace. 

Me alegro de que se terminara, de haber salido aunque fuera tan tarde. Me alegro de haber aprendido. También creo que no merezco esto, que no puedo seguir sintiendo este dolor, violento, que me hace arrepentirme de no haberlo hecho, de no parar.