Estoy con el corazón roto, mi hija me hizo luz de gas durante un año y después, me puso un wasap diciendo que se iba a vivir con su padre. Un año más tarde, no sé nada de ella, ya no quiero ni preguntar a mi exmarido pero solo sé que rechaza todo lo que le hemos dado y que ahora quiere unirse a los menos afortunados. Yo he sido como una madre cualquiera, he dado todo por mis hijos, pero ella ha pasado de adorarme a odiarme, de un día para otro. Intenté tender puentes, pero me echa charlas por wasap y yo ya me rindo. Tampoco se relaciona con la familia, es como si viviera una farsa constante.
Va una psicóloga nutricionista y conductista, ahí empezó todo, hasta los 40 kilos que ha engordado en un año. Tiene personalidad débil y se deja conducir por los demás. Pero no quiere nuestra ayuda.
Yo viviré con mi pena lo que me quede de vida, pero creo que ella tendrá una cicatriz tan grande que no sé si sabrá vivir.