Si, lo tuve. Tuve ese amigo. Ese que estaba siempre ahí, en lo bueno y en lo malo, que me entendía, que le entendía y con quién tenía una conexión muy especial.
Con el que podía irme de fiesta, llorar en su hombro por tu última decepción amorosa, ir a comer a casa de sus padres y (¿por qué no?) tener sexo.
Durante un tiempo (yo sin pareja + él sin pareja + conexión) fuimos follamigos, pero de los buenos, de los de verdad. De los que se lo pasan superbien juntos pero saben qué es lo que hay y es lo que en ese momento quieren y necesitan. De hecho, ha sido uno de los pocos chicos que me han dejado sin poder andar al día siguiente (literalmente). Y era genial.
El tiempo pasó, fuimos necesitando otras cosas, pero nuestra amistad continuó. Él con pareja, yo con pareja, amigos todos en común, y ya no más follamigos, porque los dos fuimos fieles (a nuestras parejas y a nuestra amistad). Pero amigos por encima de todo. Y seguíamos yendo de fiesta, llorando en nuestros hombros, visitando a las familias pero… sin sexo (eso ahora era con otras personas). Y seguía siendo genial.
Hoy, muchos años después, muchos kilómetros nos separan desde hace demasiado tiempo, pero seguimos siendo amigos. Esa conexión sigue ahí. Pero ya no estamos cerca y eso se nota. Y lo necesito. Necesito tener esa amistad a mi lado, esa conexión, esa complicidad y lealtad que se que existe. Lo sé porque la he vivido, he sido parte de ella y es lo que quiero en mi vida.
Pero no lo he vuelto a encontrar, muchos años después, muchos amigos, algún novio y más o menos líos, pero no el Todo que tuve y que ahora necesito. No quiero un novio, no quiero un lío, quiero un amigo leal, que esté en mi misma onda y con el que conecte.
Y que quede claro, NO era mi novio. Nunca nos enamoramos el uno del otro. No había romanticismo. No había ningún compromiso más allá de ser sinceros. Nunca nos sentimos engañados por conocer a otras personas. Sólo disfrutábamos de cada momentos según podíamos y nos apetecía hacer. Muchas veces nos rechazamos (yo a él y él a mi), pero lo entendíamos, no era el momento de los dos. Nuestra amistad siempre por encima.
«Misión imposible» me dicen mis amigas. Mi respuesta es rotunda: NO, es posible. Existe. Una vez lo encontré. ¿Por qué no buscarlo otra vez?
Entonces eramos unos veinteañeros y entendimos como funcionaba aquello sin casi hablar sobre ello. Estaba muy claro. Eramos nosotros dos y nuestras circunstancias. Nuestra relación se adaptaba a ellas, siempre sinceros y con el máximo respeto.
Cómo no encontrarlo ahora en la cuarentena??? tendría que ser muchísimo más fácil!!! Ya hemos madurado, ya sabemos en que consiste, tenemos las ideas mucho más claras, henos pasado por muchas más relaciones (de amistad y de todo), somos capaces de hacer muchas más cosas…
Seguro que por ahí esta ese amigo buscándome también a mi.
Sigo buscando.
Lo encontraré.