Estaba…que no sabía como estaba…..ni recuerdo como llegué a casa….el coche se condujo solo mientras mi cabeza repasaba cada uno de los segundos que había pasado con ella…..un pellizco me cogía todo el cuerpo cada vez que volvía a recordar su aroma, su sabor…
Cuando llegue a casa la envíe un mensaje…”acabo de llegar a casa, solo quería que supieras que he pasado uno de los mejores días de mi vida, espero que tu lo hayas sentido algo parecido. Descansa y si te apetece mañana hablábamos.”
Apenas pasaron 30 segundos y su respuesta no se hizo esperar más….”de nuevo te pido perdón por el numerito, me has hecho sentir muy cómoda, hacía tiempo que no me encontraba tan bien, me apetecerá hablar contigo mañana y pasado mañana….seguro. Descansa tu tb. Mil Bss” Releí el mensaje no menos de doce veces……no lo podía creer…
La noche anterior apenas había pegado ojo, así que una vez llegue a casa, me relaje en la ducha mientras pensaba en ella, en sus labios rojos, en toda ella….y me dormí con Mery en la cabeza….
El domingo por la mañana no pudimos quedar porque ella tenía un compromiso familiar anterior pero si que hablamos por teléfono y nos mensajeamos en varias ocasiones…yo aproveche la tarde para quedar con mi grupo de amigos, aún no quería contarles nada, si todo iba como yo esperaba en breve les hablaría de Mery….cuando el día estaba acabando de camino a casa decidí parar en su puerta y enviarle un mensaje desde allí. “Si a la princesa le apetece besar a un sapo, tiene uno esperando en su puerta” No acabé de escribir el mensaje y alguien tocó la ventanilla de mi coche…ahí estaba la princesa….estaba paseando a Leo, salí del coche y esta vez fue ella la que me besó…..un beso tierno, lento….el beso.
-Quieres cenar conmigo?- me dijo- tengo sobras de pizza y tarta de queso…..
-No hay nada que me apetezca más en el mundo…..
Subimos a su casa, era un apartamento pequeño pero decorado con mucho gusto, muy pocas cosas, muy blanco y muy limpio. Allí vivía ella con su perrito. Cenamos sentados en las banquetas de su cocina, pizza con vino espumoso…reímos, ella reía tan bonito…..y dejamos el postre, la tarta de queso para otro momento…..el postre de esa noche sería otro….me tomó la mano y me llevo hasta su cuarto….nos besamos en cada milímetro del cuerpo, acariciamos nuestras pieles, nos emborrachamos de nuestros aromas…..hicimos el amor…..hasta el agotamiento….se movía como una sirena, sin ningún tipo de complejo o vergüenza y eso me encantó de ella….sin apenas fuerzas dormimos un par de horas como si lo hubiéramos hecho toda la vida juntos, perfectamente acoplados nuestros cuerpos……cerca de las 4 de la madrugada me fui a casa, en un par de horas tenía que levantarme para ir a la Gestoria.
Y, entonces, llegó el lunes y de nuevo allí estaba yo, con mi traje gris y mis montones de papeles esperando con mi número en la mano, pero no hoy no debía rezar, sabía que mi mesa sería la 4, un mensaje a su móvil había anunciado que ya estaba allí y cual era mi turno….en apenas una semana aquella preciosa chica de la oficina de las gestiones se había convertido en el centro de mi vida.