¡Hola a todxs!
Voy a contaros el dramón de mi vida. Mis padres están divorciados desde hace años, de hecho desde hace años ni siquiera se ven porque no he hablado con mi padre durante 10 años.
Cuando mi padre vivía en casa, no fue buen marido, tuvo conductas agresivas, bebía y hacía la vida imposible a mi madre tipo: boicotear su trabajo para no tener dinero, llevarse la comida de mi casa para que no comiéramos, gastarse dinero de medicinas en fiestas… Parece muy heavy, yo era muy pequeña y me lo han contado. Tengo pocos recuerdos de esto porque mi mente seguro que lo habrá borrado. Lo que viene siendo maltrato físico y psicológico bestial. Con lo cual mi madre decidió divorciarse para que yo no viviera eso. Durante esos años, mi padre venía a verme a casa poco, en realidad. Mis pocos recuerdos me indican que no venía mucho, pero cuando venía yo era feliz. Yo quería mucho a mi padre y lo pasábamos en grande.
Mi madre por su lado, con sus muchos traumas sin gestionar de la relación, me hablaba mal de él a todas horas, siendo una niña. Me contaba todo lo malo que era y cuando me portaba mal acudía a la frase «eres como tu padre». Me he criado pensando que mi padre es un hombre malo (no digo que no lo haya sido, pero no creo que sean cosas para decirle a un niño). Ahora que soy adulta sé que me ha influenciado mucho la opinión de mi madre, y sin querer ella me ha «adoctrinado».
Un día mi padre tuvo una bronca con mi madre y mi abuela por algo sobre mí. Mi madre me lo dijo muy alterada y me gritó diciendo que lo llamara para cantarle las cuarenta. ¿Por qué os cuento esto? En este punto, una madre tendría que haber intentado solucionar el problema con su exmarido y no meterme a mí. Yo lo llamé y actué como mi madre quería que lo hiciera y él se enfrentó a mí como una bestia que no había recordado hasta ese momento, por teléfono apretó los dientes y me dijo que no volvería a venir a por mí y que le diría a mis abuelos que no quería verlos más.
Lloré mucho. Ese fue el principio de una ausencia de 10 años. Durante 10 años nadie me llamó para preguntar cómo estaba. Nadie me felicitó los cumpleaños. He pensado durante 10 años que mi familia no me quería. ¿Y por qué no llamé yo? Era una niña, una adolescente después… Mi madre me decía que era cosa de ellos que se preocuparan por mí. Le hice caso. Hasta que un día por redes sociales mi prima contactó conmigo y empezamos a hablar de nuevo, quedamos las primas, hablamos de que no supimos qué había pasado. Ella medió para ver a sus padres y a mis abuelos. Y a mis hermanos pequeños. Hasta que llegó el momento de verlo a él. Mi abuela insistía que fuera yo a verlo a él. Yo por ella asistí, pero era él quien tenía que haber venido a verme a mí.
Desde entonces he mejorado la relación familiar con todos incluso con él. No somos la familia del año ni el padre e hija del año, porque sigue llamándome de mes en mes, pero ya como adulta solo quiero que nos volvamos a conocer y recuperar la relación con mi familia.
Ahora vienen mis traumas: padre no me ha faltado porque me he criado con el marido de mi madre que es un padre maravilloso, me ha querido como una más y lo adoro con todo mi ser. Todo perfecto, ¿verdad? El pronlema es que durante esos 10 años la relación con mi madre se ha ido deteriorando y la imagen que tenía de ella cuando era niña se ha ido esfumando. Ahora de adulta conozco su forma de ser, que casa poco conmigo, cómo me ha manipulado durante años en ciertos aspectos. La situación económica durante mi infancia fue buena, no me faltó de nada: ropa preciosa, viajes de ensueño, regalos en Navidad increíbles… hasta que llegó la crisis de Zapatero y echaron a mi «padrastro» del trabajo y todo cambió. Me pilló siendo adolescente, con lo cuál si conseguía algo de dinero por trabajillos que hacía, a veces tenía que pagar facturas, y de más adulta la situación empeoró por su enfermedad y la de su marido. A nivel económico mal. Y no hay nada de malo en ayudarlos, el problema es que su carácter cuando no hay dinero es horrible. Es una persona que le gusta mucho el dinero y se queja constantemente de que no tienen. Ese es el monotema. No trabaja porque está enferma. Siempre que le pregunto cómo está, está mal. Nunca hay una mejoría. Como comprenderéis vivir en esa casa era un infierno. Las peleas con ella eran terroríficas por cualquier cosa mínima. Yo no podía salir con mis amigas tranquila porque siempre había algo que limpiar, siempre un reproche, siempre cualquier cosa. Cuando se enfadaba me hacía el vacío porque sabía que lo que más me dolía en el mundo es eso. Y cuando me independicé y me fui a vivir con mi pareja me hacía chantaje emocional para que yo pagara sus cosas. Si soltaba dinero estaba bien, si no lo hacía: vacío. Un tira y afloja que no podía soportar y que a día de hoy me ha provocado ir al psicólogo porque tengo mella de todo lo que me ha hecho pasar. La vida con mi madre no ha sido ni es fácil. Y en muchas ocasiones me siento sola en el mundo, porque no la tengo a ella ni a mi padre, en realidad. Ella tiene muchos traumas, como os dije, y en realidad creo que para ella soy la representación viva de mi padre, y aunque me quiera, no lo puede evitar y me trata así.
Podría hablar mucho más de nuestra relación pero daría para otro foro. En resumen, mi relación con mi madre es regular; con mi padre también. Y a consecuencia de la mala relación con mi madre, mi cabeza se ha imaginado que, quizás mi padre no eran tan malo como lo pintaban, quizás me han malinfluenciado y puedo recuperarlo ahora que estoy teniendo relación con él, quizá ya no me sienta sola…
Hasta que un día me la cagó. Quedé con él y su mujer para comer. Todo fue genial. Pero empezaron a beber y debido al alcohol empezaron a hablarme mal de mi madre y mi padrastro (cosa que no aguanto porque es lo mejor de mi vida), cosas como: te han robado dinero, tu abuela está loca. Yo lloré mucho. No podía creerme todo eso que me estaba diciendo y no podía entender por qué había querido estropear un momento bonito conmigo contándome mierdas suyas de su pasado con mi madre y temas de dinero. Lo creí un poco. Y pensé que igual mi madre me había robado dinero que era mío. Ella siempre me dijo que él nunca me había pasado manutención y él ahora me estaba diciendo que sí. Y además me recriminaba a mí haber estado desaparecida 10 años. No os imagináis la sensación de impotencia y dolor que sentí. Como no sabía a quién creer hablé con una tía mía, hermana de mi madre, que sabía todo del tema y que tampoco se lleva muy bien con mi madre. Ella me diría la verdad fuera cual fuese. Y me corroboró que mi padre me había mentido y que no creyese una palabra de lo que me decía. Que ella sabía perfectamente cómo era su hermana y lo mal que me lo hacía pasar pero que ella luchó como una leona para protegerme y darme una vida de verdad.
Fue en ese momento cuando mi mente se despejó y me di cuenta de que mi madre no era la mejor madre del mundo, pero que a pesar de todo me protegió de él. Que toda mi vida me ha hablado mal de él y no debería haberlo hecho, sí. Que me hace chantaje emocional incluso todavía, sí. Que nunca voy a poder contar con ella ni a nivel económico ni emocional, también. Pero con él tampoco. Ahora que tengo algo de relación me habla mal de las personas que han estado a mi lado todos estos años, que me han criado y me han dado todo. Me ha defraudado bastante.
Y ahora que ya sabéis el antecedente viene el porqué de este foro: voy a casarme. Mi novio y yo vivimos juntos, somos felices, me da la paz que no he tenido en mi casa, me ayuda a sanar mis heridas familiares, su familia la siento como mía y quiero tener hijos con él. Todo precioso.
El problema es que mi madre odia a mi padre y si le digo a mi padre que venga a mi boda, mi madre va a tener dos reacciones: o me dice que elija entre ella o él (chantaje emocional) o hace de tripas corazón y está toda la boda incómoda y haciéndome estar incómoda a mí. Por otro lado, está mi padre. Sabemos de antemano que cuando se pone ciego de alcohol se le va la lengua y a su mujer también, que no es precisamente una mujer educada, es más bien grosera. Tengo miedo de que en el caso que vayan todos, ellos se emborrachen y se enfrenten a mi madre y su marido. Y me den la boda. Y si no lo invito, temo que mi familia paterna se lo tome mal y vuelvan a desaparecer o se enfaden y no me comprendan. Estoy tan mal en este sentido que incluso pensar en mi boda, que me debería hacer muchísima ilusión, me causa pesadillas.
En realidad para mi tranquilidad lo mejor sería que no invitara a mi padre, pero enfrentarme a él me da miedo. No sé cómo gestionarlo. Si algunx de vosotrxs ha tenido una situación similar, escucho consejos. Solo quiero tener una boda bonita y que todo el mundo disfrute. Mi pareja dice que no puedo pensar en lo externo a nuestra relación, pero es un tema espinoso que no me deja dormir y que me va a traer muchos problemas. ¿Tan difícil es querer casarme sin la preocupación de que todos estén contentos? Me gustaría que alguna de las dos partes pensara en mí y en mi día y no en sus problemas. Pero sin querer estoy en medio al ser la hija de una relación en la que literalmente se odian y les da igual que yo esté en medio, al revés, me hacen partícipe.