Hola chicas,
Vengo a contarles un debate que últimamente me tiene de cabeza…como bien dice el título quisiera analizar si ‘el señor x’ me confunde o si, en un nuevo intento de mi mente por idealizar todo, me he confundido yo sola.
La opinión externa y desconocida siempre suma puntos así que…allá voy:
En junio conocí por Tinder a señor x, la verdad que desde el principio hubo muy buen rollo pero con un verano poco convencional de por medio abandoné mi ciudad de residencia y la ciudad donde lo conocí por pasar un verano en la tierra que me vio nacer. Ojo, un abandono que se producía sin haber conocido físicamente a x.
Si bien yo pensaba que el tiempo, la distancia, los rayos de sol, y en especial los tintos de verano, iban a matar esta historia…no fue así. Por un milagro del destino el señor x seguía whatsapeando y esperando septiembre para su particular ‘vuelta al cole’, comúnmente conocida como ‘nuestra cita’.
Aquí viene la chicha: Llegó septiembre, llegó mi vuelta y comenzaron la serie de catastróficas desdichas, o lo que es lo mismo, las excusas e inconvenientes continuados (turnos de trabajo eternos, errores con el teléfono, cansancio acentuado..) que al final nos llevaron a no quedar hasta octubre. Y si, esa quedada en la que ya mis ganas y expectativas eran casi nulas resultó ser una fantasía, una cita de 10!
Pero de nuevo, para la segunda cita se volvieron a dar tantas catastróficas desdichas que pasó de casi un mes!!…algunas de estas desdichas eran algo más justificadas que las anteriores pero aún así…
En resumen, las desdichas podrían traducirse en una clarísima falta de desinterés ¿no? pero…luego el las justifica como ‘mala organización, falta de tiempo, ser un desastre’ y las ‘aplaca’ con grandes citas y palabrería de intenciones que yo ya no sé cómo interpretar. Palabrería como ‘voy a sacarte más hueco, tenemos que hacer x planes…etc’ y con acciones tan simples y millenials como continuos whatsapps o coqueteos instagrameros.
Así que…INTERPRETEMOS.
¿Es solo otro caso de palabrería continuada y barata para tener asegurado un magreo esporádico?
¿Si solo quiere algún polvo porque se empeña en ‘seguir ahí’ y en vender otra cosa?
¿Es el misterioso caso de una persona con muy poco tiempo y pocos recursos de organización?
¿De verdad existen los tios que tras finalizar unas copas con amigos rechazan un cálido magreo con una chica?
¿QUÉ QUIERE?
Si alguien conoce o ha vivido una historia tan contradictoria como esta, por favor que hable. Porque esta historia solo me suena a los típicos argumentos que queremos que nuestras amigas no crean pero que luego nos acabamos creyendo nosotras…