Hola a todas y todos:
Os leo mucho y aunque sé que los post de infidelidades generan bastante rechazo, quiero ordenar mi cabeza. Estoy destrozada por dentro, no sé ni por donde empezar, me paso el día conteniendo mis ganas de llorar y con un dolor en el pecho que nada puede aliviar.
Tengo pareja desde hace dos años, la luz de mi vida, lo mejor que tengo en mi asco de día a día. Le quiero, le quiero más que nada. Me ha soportado en mis peores momentos, me hace reír, me hace aprender, me ha dado tanto y me imaginaba el resto de mi vida a su lado, teniendo nuestra primera casa, una familia y muriendo de viejos con los labios consumidos de tanto habernos besado. Estábamos teniendo un mal momento por estrés y la rutina nos quitaba espacio de ser espontáneos, de seducirnos cada día y la pasión estaba pasando por problemas. Yo misma llevo un tiempo encerrada entre las cuatro paredes de casa o de la facultad, mustia y sin tiempo para mí, siempre con el mismo pijama y mi pareja haciéndolo cada vez de forma más mecánica una vez en semana. Aún así, no puedo parar de pensar en cada momento feliz a su lado y matarme de dolor. Siento que me he manchado las manos y el alma matando toda esa vida en un momento.
No hace ni dos días cometí una infidelidad. Era la cena de navidad de promoción de la universidad, habíamos bebido como cosacos y acabamos la clase entera en una discoteca. Vi que se me acercaba uno de mis compañeros, con el que nunca había llegado a tener una conversación con más de dos líneas durante el curso. Le llamaremos Q para abreviar. Q era mono y el típico estudioso que intenta alcanzar la perfección en cualquier trabajo que hace. Nunca me había fijado en él, pero en otro ambiente resultaba ser divertido. Lo que parecía una conversación amistosa derivó en un primer tonteo por su parte, le dije que tenía novio pero no le paré los pies. Estaba borracha, alegre y sintiéndome deseable, no pensaba y sólo sentía el momento.
Le seguí cada vez más a su abismo y no puse freno cuando en un momento me besó. Nos separamos del grupo de clase y me llevó a otro bar. Entre beso y beso, le dije que estaba cometiendo un error. Aun diciéndolo, nos quedamos hablando un rato. Lloré con él por todo lo mal que me sentía y lo que hizo fue abrazarme. Q me contó cómo cada día me había observado en clase, cómo había deseado saber qué escondía detrás de mi seriedad, cuánto había hablado de mí a sus amigos y lo afortunado que se sentía sólo por estar en ese momento, solo por haberme conocido en mi intimidad. Podría haberlo parado todo en ese instante, pero seguí bebiendo y volví a besarle.
Rato después, puse el clavo definitivo en mi tumba. Me acosté con él sin pensar en las consecuencias, me gustaba demasiado cómo me endiosaba. Con menos alcohol en la cabeza, contemplé el desastre que había hecho. Q no dejaba de darme las gracias y pedirme que me quedase a dormir con él. Le dije que ya había ido demasiado lejos, que lo sentía y que no volvería a ocurrir. Lo aceptó sin estar de acuerdo y me acompañó al primer metro de la mañana.
Cuando llegué a mi casa, me encerré para llorar y se lo conté a mi mejor amiga por teléfono. Desde entonces, me he pasado más de un día derramando lágrimas cada dos por tres, confusa, hundida, sintiéndome en un monstruo por lo que había hecho.
Si le digo la verdad a mi novio, le haré muchísimo daño y destruiré mi relación sin ninguna duda. Si intento mentirle estando como estoy, notará que estoy rara y acabará sacándome la verdad, con lo cual todo será peor aún.
No quiero nada con el otro chico, quiero a mi pareja a pesar de mi error. Le amo y la perspectiva de perderle me parte el corazón en mil pedazos. Sé que he sido infiel por mi baja autoestima y no saber comunicar mis inquietudes a mi pareja, no es una excusa ni mucho menos, pero sé que sobria y en otras circunstancias nunca habría sucedido.
¿Qué puedo hacer? ¿Hay alguna posibilidad de que pueda salvar mi relación? ¿Cómo le digo la verdad? Si la verdad no es la solución, ¿cómo supero la culpabilidad y la tristeza? Tarde o temprano, veré a mi novio y no sé cómo afrontar la situación.
Gracias por los consejos empáticos y sinceros, hacéis mucho bien, de verdad.