Pues yo te entiendo. A mi me pasó lo mismo y aunque luego me replanteé algunas cosas, la primera sensación es la de llorar, sobre todo de impotencia.
En mi caso no vi al tipo que aparcó, y era la puerta del conductor, en un parking público. Imposible entrar por ninguna puerta, tuve que hacerlo desde el maletero y no llegaba al asiento, conseguí sacar el freno de mano y pedir que me ayudaran a empujar el coche. Fue muy violento, y además no podía entrar nadie aunque fuera delgada, pero a mi me miraba la gente con ese aire de «si no estuvieras gorda…».
Al llegar a mi casa pasé por lloros, cabreo y demás fases. Desde entonces tengo especial cuidado donde aparco, intento buscar paredes y quedarme a la distancia suficiente para mi, o columnas. No nos queda otra opción.
Pero si hubiera estado el otro conductor delante entonces me habría oído bien, le diría primero que por favor lo separe, y si por las buenas no lo hacía ya se me ocurriría un repertorio de cosas, empezando por decirle que a ti no te importa rallar tu coche, y que si no lo separa le va a quedar una buena marca.