A los 29 años, estando yo embarazada de ocho meses, mi novio falleció. Fue fortuito: era aficionado a las rutas de montaña en bici y un coche se lo llevó por delante. Como os imagináis, quedé devastada, y aún estoy yendo a terapia para superarlo. Además, poco después vino la pandemia y mi familia y amigos no pudieron ayudarme ni apoyarme con el peque recién nacido (vivo en Madrid por trabajo pero soy gaditana).
Ahora, mi hermana mayor se ha quedado embarazada. Fue un bebé muy buscado y toda la familia está muy contenta por ella. Adoro a mi hermana y me alegro muchísimo por ella, pero me siento fatal porque también siento envidia: tiene a su marido con ella, cosa que yo no tuve, tiene a la familia a su lado para apoyarla y cuidarla cuando nazca el bebé y yo tuve que hacer frente a la situación sola. Mi madre me ha echado en cara que no parezco muy entusiasmada, aunque intento que no se me note, ya que mi hermana y mi cuñado no tienen culpa de nada. Me siento la peor hermana del mundo.