Reproducimos un testimonio que nos llega a [email protected]
necesito hablar de algo que me está comiendo por dentro y no sé a quién más contárselo. Mi hijo adolescente se está pareciendo cada vez más a su padre, con quien me divorcié después de años de maltrato psicológico. Y no es solo en el carácter, sino físicamente. Hay días en los que me resulta imposible mirarle a la cara porque me trae recuerdos muy dolorosos.
Me siento fatal por esto. Es mi hijo y lo amo con todo mi corazón, pero no puedo evitar sentirme así. Me da miedo que también herede los comportamientos tóxicos de su padre y no sé cómo manejar todo esto. Supongo que me diréis que terapia…
¿Alguna de vosotras ha pasado por algo parecido? ¿Cómo lo habéis gestionado? Necesito consejos, por favor.