Reproducimos un testimonio que nos llega a [email protected]
Lee aquí la primera parte
Buenos días,
Vuelvo por aquí no sé si para desahogarme o como catarsis pues necesito puntos de vista. Deciros que ya estoy yendo a terapia.
Como os comenté en un post anterior descubrí a las 20 semanas de embarazo que mi marido tenía una relación paralela con una compañera de trabajo (casada y con familia) desde antes de ponernos a la búsqueda de un segundo hijo de la que me dijo estar enamorado.
Han pasado muchas cosas desde entonces. Entre ellas alguna que otra llamada de la «amante bandida» (muy fan del nombre que le puso una amiga) en la que me contó que había habido muchas otras antes que ella. Le creo por el simple hecho de que cuando le pregunté a él no me lo desmintió. Eso me dejó en shock pues entiendo ya no se trata de un simple «enamoramiento» si no de que no sé desde cuándo mi matrimonio era una mentira.
Prometo que antes de que todo esto estallara por los aires éramos de esas parejas que «daban envidia». Marido cariñoso y entregado, planes, viajes, el cuñado, yerno y amigo perfecto. Aquella persona de la que me sentía profundamente orgullosa pues era un marido y padre ejemplar, obviamente sólo en la superficie y en aquello que él quería mostrar pero de eso me enteré tarde.
Tras intentar, por mi parte, arreglarlo, él no quiso y me dejó.
A día de hoy me veo con una peque de cuatro años a mi cargo (vive conmigo y está con su padre un día a la semana y findes alternos) y sobrellevando como puedo un embarazo, aprendiendo a gestionar la idea de que mis hijos no crecerán con su padre y su madre a su lado e intentando asimilar la idea de que mi sueño, mi concepto, mi idea de familia se rompió (además de la parte sentimental que se sobrelleva como se puede).
No soy capaz de comprender la poca responsabilidad que él tuvo a la hora de decidir tener un segundo hijo (siendo que me era infiel por sistema) y dejarme con este marrón porque, seamos sinceras, mi situación es un auténtica mierd*. Me duele profundamente pensar que mientras yo planeo la llegada de mi hijo él está focalizado en mantener su aventura y me duelen sus pretensiones de, una vez nazca el niño, querer ejercer de padre el 50% del tiempo cuando 1) ni se ha preocupado de nada durante los meses previos 2) me estalla la cabeza al imaginarme separarme de un bebé pues ya me arde el alma cuando mi hija no está conmigo. A día de hoy nuestros abogados están negociando un Convenio que no me satisface por lo que imagino acabaremos en juicio por lo que el componente «incertidumbre» también hace mella.
No comprendo en qué momento, tras pillarle, pasó de un «quiero luchar por ti y por mi familia» a «dejarlo todo» pues, de no haberle pillado, probablemente él hubiera seguido jugando a la familia feliz.
Todos los «consejos» que recibo de mi entorno son «tienes que ser fuerte por tus hijos» y la única respuesta que me sale es «vaya, gracias, no lo había pensado». Siento que estoy fracasando en el camino y siento que le fallo a mis hijos al no poder darles una familia unida. Siento que tremenda traición no vaya a tener consecuencia ninguna en la vida de mi ex pareja (sí, llamadme mala) y que él esté viviendo días de vino y rosas cuando yo me limito a «sobrevivir».
Supongo, chicas, que sólo quería desahogarme desde el anonimato…