Entiendo lo que dices, casi todas tenemos la heteronormatividad metida hasta el tuétano, y lo más profundo del «tuétano» se manifiesta precisamente en el sexo. A mí me pasaba igual, que cuando mi marido se ponía en plan sumiso se me apagaba totalmente el deseo (salvando las distancias porque en mi caso sólo era a veces), y de hecho, o se ponía en plan dominante o ya no me gustaba. Para mí (y esto es algo totalmente personal), empezar a quererme y a valorar mi lado femenino, a tratarme con cariño y respeto, todo eso (que aún está en proceso) fue acompañado de una manera de tener sexo diferente, en la que el hecho de que mi compañero (que no dominador) me tratara con cariño y cuidado en la cama, y yo aceptar eso, fue cobrando cada vez más sentido e importancia.
Todo esto no está reñido con que de vez en cuando, juguemos a que él es dominante o yo soy dominante, pero desde un punto de vista de juego y de diversión, no desde el punto de vista de la obligación (o es así, o no me pongo). Como te digo, esto es algo totalmente personal y no digo que sea tu caso, pero sí que creo que cuando hay una dificultad para excitarse si no es en determinadas circunstancias muy concretas, vives totalmente dominada por esa filia, y no eres realmente libre de disfrutar el sexo como tú quieras y necesites en cada ocasión (y con esto no digo que las filias sean malas ni nada por el estilo). Hablo de ser consciente de una misma, que cuesta mucho trabajo y requiere mucha paciencia, y requiere de muchos experimentos en la cama, por ejemplo: esta vez voy a probar a disfrutar de esto que nunca hago porque pienso que no me va a dar placer, y a veces sale bien, y otras mal.
Con tu chico, él tendrá sus movidas, que se puede trabajar si quiere o no, pero es tema suyo, porque si le va bien disfrutar del sexo de esa manera, pues bien por él. Y estoy muy de acuerdo con los comentarios que dicen que el sexo es cosa de dos, y los dos tienen que disfrutar. Es básico que te des valor a lo que tú quieres y a ti misma. Espero haberte ayudado.