Mi madre y yo estamos a punto de hacernos las maletas e irnos de casa, de verdad os lo digo.
Mi padre es fumador, pero en plan MUY fumador. Un paquete al día cae tranquilamente, un día relajado menos de 10 no se fuma y como haya celebración a los 30 llega sin pestañear.
Pues nada, ahora ha decidido que se lo deja y a mi me parece perfecto, le apoyo (o eso intento) y ole su cuerpo serrano que lo está intentando, pero tío, es que no puedo más.
Se enfada si está la luz del salón encendida, si la tv tiene mucho volumen o si tiene muy poco, si hay para comer pasta o cuchara o asado al horno, si estás siempre por la casa o si te encierras en tu habitación. Es que da igual lo que hagamos mi madre y yo, todo está MAL, nos habla fatal y si encima le contestamos nos viene con el ‘es que no sé puede decir nada en esta casa’.
No es que mi padre fuera la alegría de la huerta, pero tío, no se metía con nadie, el iba a su bola y todo lo venía bien, pero lleva diez días que no se puede ni respirar en paz.
Ayer mi madre le acabó gritando ‘TE VOY A COMPRAR DIEZ PAQUETES DE TABACO Y TE LOS FUMAS TODOS DE GOLPE A VER SI ME DEJAS YA EN PAZ’, todo esto después de que él le dijera con cara de asco ‘todavía queda turrón, a ver si lo tiras ya a la basura de una puta vez’.
Estamos hasta el toto y no llevamos ni dos semanas de calvario, ¿alguna ex-fumadora o sufridora de ex-fumador en la sala? ¿¡cuánto se tarda en ser una personal normal de nuevo?!