Reproducimos un testimonio que nos llega a [email protected]
Ya no puedo más, desde hace un tiempo que no levanto cabeza, tengo rachas buenas donde estoy bien, pero en otras ocasiones es como si me colocaran una losa en la espalda que no me deja avanzar, mi vida se ha convertido en una monotonía, rutina, trabajo, casa, cole, y así todos los días.
Hace veinte años, tuve un novio, Andrés, nos conocíamos desde hacía años, habíamos estado en la misma pandilla de amigos y tal, hasta que un día en pleno botellón se declaró. Empezamos a salir como pareja, pero con el mismo grupo. Poco tiempo después, mi tía me pidió que me llevara a mi prima, dos años menor que yo y con una perchonalidad mucho mejor que la mía, al menos ante los ojos de mi ex. El caso es que a Andrés no le importaba que viniera y la llevábamos en el coche sujetando la vela. Andrés me pidió que nos casáramos en plenas vacaciones (obviamente no venía mi prima) fueron días inolvidables, hasta que volvimos y mi vida se convirtió en una pesadilla.
Después de hablar con nuestras familias, decidimos irnos a vivir al piso que yo compré nada más comenzar a trabajar. Íbamos metiendo muebles, cositas que nos iban regalando, pero notaba cosas raras en él. Varios meses después, me confesó que se había “enamorado” de mi prima. Mi mundo se vino abajo y los meses venideros fueron un infierno donde no levantaba cabeza. Una terrible depresión se apoderó de mí, más cuando me enteré que ellos habían iniciado una relación. Les dije todo lo que no está escrito y maldije por haberme destrozado la vida. A él, le dije que cuando conociera la verdadera personalidad de mi prima, no se le ocurriera volverme a buscar, y como le dije, así fue. Un par de meses después me pidió una nueva oportunidad, me dijo que se había equivocado, y que me quería, pero el daño en mi familia ya estaba hecho y mi corazón roto en mil pedazos.
Varios años después, llegó a mi vida Manu, mi esposo, compañero, amigo, amante y padre de mis dos hijos con quien soy muy feliz. Andrés no volvió a aparecer en mi vida, pues vendí el piso y regresé al pueblo donde nací. Con el paso de los años y las redes sociales, volví a tener contacto con algunas de las amigas del grupo.
Con mi prima, volvimos a hablarnos a raíz de la muerte de nuestra abuela paterna, poco a poco la confianza, al menos de mi parte comenzó a florecer hasta hace unos meses. Un día pasé por su casa a recoger unas cosas para mi padre y me invitó a tomar un café, le pedí un vaso con hielo y me dijo que lo cogiera yo misma. Cual fue mi sorpresa que, al abrir el congelador para agarrar la roca de hielo, encontré fotografías en el interior, entre ellas la mía. Yo sabía de la afición de mi prima por el tarot y el esoterismo, pero jamás me imaginé que tuviera mi foto en el congelador. Busque en Google el significado. Ahora tengo una gran paranoia en la cabeza, pues no sé si hablarlo con ella y preguntarle si ha hecho algún hechizo, o ir con alguien que rompa mi mala racha, porque ahora creo que entiendo porqué llevo unos años de capa caída. Por lo pronto, un baño con agua bendita me he dado.