Buenos días bellísimas sirenas,
A raíz de un post vuestro en instagram sobre el duelo por la pérdida de una amistad he pensado en exponeros mi situación, a ver si me ayudáis a aclararme.
A ver, os pongo en contexto. Hace unos diez años empecé a salir con el típico chico amigo de tus amigos que te presentan en una fiesta. La relación duró casi cuatro años, muy buenos en general, puesto que el chaval era (y es) buena gente. Al final lo acabé dejando aunque me doliese perderle porque me había enamorado de otra persona, mi actual pareja. Él lo pasó muy mal, pero valoraba tanto mi amistad que me propuso lo típico: seguir siendo amigos. Yo acepté encantada, aunque me parecía poco probable que eso llegara a materializarse. Después de un tiempo de duelo por ambas partes y hablarlo en profundidad, él insistió en retomar una amistad muy sana hasta la fecha. De eso hace ya casi cinco años, en los que hemos tenido muy buena amistad. Hablamos regularmente por el Whatsapp, quedamos con nuestros amigos y a veces incluso solos. Cuando estamos solos me habla de sus problemas en general: su ligue, su trabajo, su familia… y yo lo mismo. Una buena amistad en toda regla.
El caso es que hará unos meses, cuando quedamos por última vez, me confesó que su actual novia (a la cual no ha presentado a nadie del grupo) no llevaba bien el que él se llevase bien conmigo y quedásemos de vez en cuando. Le montaba pollos y rabietas, y eso a él no le gustaba nada porque no quería tener que elegir. Tampoco estaba enamorado de ella, me dijo, y no quería aguantar tales situaciones. Yo le dije que hiciese lo que creyese conveniente, que podía llegar a entender los celos de ella pero también la firmeza de él. Me dijo que había pensado en dejarla, que lo tenía clarísimo y que esa misma tarde hablaría con ella. A mi me supo bastante mal, sobre todo porque indirectamente me concernía y yo ya casi ni lo veía como un ex, si no como un amigo que lo pasa mal. Al día siguiente le puse un mensaje preguntándole solamente cómo estaba. Me respondió brevemente que ya me contaría.
De eso han pasado cinco meses, y en todo este tiempo no me ha respondido un solo Whatsapp. Cuando hablo con mis amigos del tema todos ponen cara de circunstancias y no me quieren decir nada. Uno me dijo que seguía saliendo con la chica, que le estaba dando una última oportunidad a la relación. Comprendí entonces que no me contestase a los mensajes, y lo dejé estar pensando que ya hablaría con él cuando viniese a una de las quedadas en grupo. Pero resulta que no viene nunca. Este finde su mejor amigo me dijo que no venía porque estaba yo. Resulta que yo venía con un regalo chorra para él porque había sido su cumpleaños, y me sentí como una gilipollas.
Por una parte, le entiendo a él y la entiendo a ella. Yo soy una persona con muchas inseguridades y comprendo los celos, aunque no los respeto ni me enorgullezco de tenerlos. Y le entiendo a él, luchando con lo que sea para tirar adelante una relación en la que él, ahora, cree. Pero por otra parte me siento terriblemente mal. Abandonada. Como si hubiese hecho algo malo y fuese una apestada, pues así me está tratando. No sé si tengo derecho a sentirme así. Al fin y al cabo, es mi ex, no tengo derecho a reclamar nada de él. Pero también es mi amigo, un amigo al que obviamente quiero mucho, y me duele mucho haberle perdido por segunda vez. No sé qué sentir ni qué hacer. Me gustaría dejarle su espacio, pero también que supiera que lo que está haciendo me hace daño. Me da miedo que eso le de igual.
¡Iluminadme sirenitas!
PD: Siento el tochaco que os he metido.