No quiero otra historia de amor

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    M2L on #203669

    Hacia seis meses de la separación y después de reorganizar mi vida y la de mis hijos pensé que no estaría mal una escapada. Aprovechando que ese fin de semana no tenía a los críos busqué un hotel donde desconectar y descansar. Tengo la suerte de vivir en una isla, llena de parajes donde perderse. Me apetecía un hotel rural, de los que estan aislados, pero buscar algo para el mismo fin de semana, a veces es un poco complicado y caro. No pensaba salir del hotel, pero tampoco me apetecia estar rodeada de mucha gente. Y buscando ofertas, me salió un hotel sólo para adultos. No estaba segura, pero de todos los hoteles que salían fue el que me gustó.
    El viernes, cuando los críos se fueron a pasar el fin de semana con su padre, yo cogi mi maleta y me dirigí hacia el hotel.
    Nada más llegar me instalé en la habitación y salí al balcón. El hotel contaba con tres bloques de habitaciones, en forma de u alrededor de la piscina. Vi como los camareros preparaban las mesas para la cena en la terraza. Me quede mirando como trabajaban, y mi mente empezó a funcionar. Un monton de pensamientos se agolpaban. Un ruido, cerca de mi, me sacó de mis pensamientos. Me giré a mi izquierda y en el balcón de a lado, alguien recogia del suelo las piezas de un móvil.
    Las habitaciones del lado izquierdo de mi bloque sobresalian un metro del resto, por lo que desde el balcón de la otra habitación veian mi mini terraza.
    Era un hombre, el que recogía las piezas desparramadas del móvil. Al incorporarse pude comprobar que solo llevaba puesto unos pantalones cortos y mostraba su torso. Intenté disimular, pero él ya me miraba.
    -¡Hola!- me dijo, mientras me sonreia.
    -¡Hola!- contesté.
    Me sentí una tonta, no supe que más decir y por unos segundos me lo quede mirando. Escondia su mirada tras unas gafas de sol.
    -¿Acabas de instalarte?- me preguntó
    – Si, acabo de llegar
    – Yo hace una hora que llegué. ¿Te quedas muchos días?- me preguntó.
    – Hasta el domingo, ¿Y tú?- no me lo podía creer le estaba preguntando a un desconocido cosas que no me importaban.
    -Yo también, el domingo debo regresar a mi rutina.
    El sol empezaba a ponerse y teñia de naranja el agua de la piscina. Algunos clientes ya estaban sentados listos para cenar.
    -Será mejor que bajemos, si queremos cenar. -Dijo mientras miraba hacia las ventanas del comedor.
    Decidí pasarme por la ducha, una rápida. Sólo quería refrescarme un poco antes de la cena. Busqué en mi maleta y me puse un vestido. Voy más comoda con pantalones, pero para ese fin de semana, los había dejado en casa. Dos vestidos, un bikini, una toalla, varias camisetas largas y bragas eran mi equipaje. Unas sandalias de tacón y unas chanclas para la piscina terminaban de completar mi maleta. Mi intención era desconectar de la rutina, así que deje mi ropa cómoda y mis sandalias planas en casa.
    Ya en el comedor, un camarero me indicó donde sentarme, en una mesa de la terraza. Tomó nota de lo que quería beber y al rato me trajo una copa de vino blanco. Me paseé por la zona del buffet, para ver lo que había de cena y cuando llené mi plato volví a mi mesa. Estaba empezando a degustar mi cena, cuando lo vi llegar. Vestia unos pantalones largos de hilo negros y una camiseta gris. Iba detrás de un camarero que lo sentó en la mesa junto a la mia.
    -¡¡Que aproveche!!- me dijo. Como tenía la boca llena, le di las gracias con un movimiento de cabeza- Voy a buscar mi cena.
    Cenamos en mesas separadas, pero uno al lado del otro. Estuvimos hablando de cosas, pero no nos hicimos ninguna pregunta sobre nuestras vidas.
    El camarero nos indicó que si queríamos tomar café, podíamos hacerlo en la terraza, al otro lado de la piscina, fuera del césped.
    -¿Me acompañas?- me preguntó- No me apetece tomarme el café sólo.
    – Vamos.
    Era una pequeña zona, de tarima donde habia sillones y mesitas. Con su café y mi botella de agua sobre la mesa, continuamos con nuestra conversación
    -Creo que debemos hacerlo bien- dijo
    – Hacer bien, ¿el qué?- Pregunté al no entender lo que quería decir.
    -Llevamos un rato hablando, y no sé tu nombre, deberíamos presentarnos- se levantó y acercándose a mi me dijo- Me llamo Hugo.
    Me levante y alargando mi brazo le ofrecí mi mano
    -Hola, me llamo Lola -El estrechó mi mano, mientras dibujaba una sonrisa – No me gusta dar besos. Tienen que ganarselos.
    – Vale, lo tendré en cuenta. ¿Has venido sola?
    – Sí, necesito desconectar ¿Y tú?
    -Yo también he venido sólo. Supongo que también necesito desconectar – me dijo- Un amigo me obligó a venir. Llevó más de seis meses separado y cuando no tengo a mis hijos, me dedico a trabajar. Mi amigo me convenció para venir y salir del círculo en el que se ha convertido mi vida. Me dijo que había perdido mi esencia. Y aquí estoy.
    – Yo también huyo, no sé si de mi o de mi rutina. También estoy separada y quería regalarme un momento para mi. Mi vida gira al rededor de mis hijos y de mi trabajo. Y después de lo vivido el último año, pensé que no estaría mal regalarme unos días sólo para mi.
    Estuvimos hablando durante un rato más. Después del café un camarero se acercó y nos ofreció unas copas, pero nosotros dijimos que no. Mirando su reloj, Hugo dijo:
    – Creo que por hoy ya es suficiente. He tenido un día muy largo y estoy cansado.
    -Sí, mañana será otro día. – le dije mientras me levantaba- ¡Buenas noches!.
    Subimos juntos en el ascensor. Al llegar frente a nuestras habitaciones nos despedimos y cada uno entró en la suya.
    Había dejado la puerta al balcón abierta y la brisa de la noche lo invadía todo. Cambié el vestido por una camiseta y me quité las sandalias. Después de ir al baño, me metí en la cama. Me quede dormida enseguida.
    Desperté con el ruido de la gente en la piscina. Salí al balcón y me quedé mirando las vistas. -¡Buenos días bella durmiente!- miré hacia su balcon. Volvía a vestir sólo con unos pantalones cortos y su pelo estaba mojado.
    -¡Buenos días!-contesté-también tienes cara de haber dormido hasta hace poco.
    -sí, no hace mucho que me he levantado. – mirando su reloj de muñeca dijo- creo que no llegamos a desayunar. Ya han cerrado el comedor.
    -¿Tan tarde es?
    -Sí, ya estan preparando el comedor para el almuerzo. Ayer vi una cafetería cerca de aquí. ¿Te apetece desayunar?
    -Me tengo que duchar.
    – Vale, yo hago unas llamadas y nos vemos en media hora en la entrada.
    -Vale
    Me di una ducha rápida. Me vesti y baje hacia el vestíbulo. El apareció con sus pantalones cortos y una camiseta. Caminamos por el paseo hasta llegar a la cafetería frente la playa. Nos sentamos en la terraza, los árboles que había le daban sombra a esas horas. Pedimos unos desayunos especialidad de la casa. Aquellos desayunos a aquellas horas, nos servirían también de almuerzo. Al menos para mi.


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    Marsoñadora
    Invitado
    Marsoñadora on #205074

    ¡Quiero saber cómo continúa ese fin de semana! Escribes muy bien M2L

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