Hola! Lo primero, decir que pongo esto aquí aunque no sé si entra muy bien en esta categoría.
El meollo de la cuestión aquí es que me gusta un chico. Así, sencillo. Me gusta un chico desde hace tiempo, pero tiene novia. Cuando me enteré de que tenía novia no supe tomar la decisión acertada y decidí hacerme amiga del chico. Con el tiempo, nos hemos vuelto casi íntimos amigos, hablamos un montón, quedamos, etc, etc. Su novia sabe que somos amigos y todo bien, ningún problema. Pero creo que en el fondo me sigue gustando y debería alejarme.
¿Y cómo he llegado a esa sana conclusión?
Porque mi madre, leyendo mi agenda, ha encontrado su nombre el día de su cumpleaños y me ha preguntado «¿Quién es Pablo?» (No, el chico no se llama Pablo, pero eso es lo de menos).
Aquí la cosa es que le estuve contando que es un chico que conocí y que somos amigos y tal. Le conté que estudia, que trabaja, que tiene veintiocho años… Y mi madre me preguntó: «¿Pero estás saliendo con él?»
Y ahí yo me vine un poco abajo. Creo que se me vio en la cara que me encantaría, que el chico es guapo a rabiar, que cada vez que besa a su novia delante de mí me da vuelco el corazón, que odio que tenga novia pero ella me cae genial, que… mil cosas.
«No, mamá, solo somos amigos».
Y ahí me tragué todos mis pensamientos para volver al papel de la amiga enamorada, la que no se atreve a decirle que no cada vez que él le presenta a un amigo soltero «por si congeniáis».
Esa soy yo, amigas. La amiga enamorada…