Noche veraniega

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    Nise on #213265

    Se dice que las personas se mueven por la razón y también por impulsos. Aquella noche supe sentir ambos lados, hubo una gran batalla: mi cabeza me decía «estás loca», mi corazón «que viva me siento» y mi instinto animal se relamía diciendo «esta noche me voy a poner las botas». Salgo de mi portal, el sol se está yendo pero todavía hay luz en la calle, me cruzo con un hombre que roza la cincuentena, me mira y me siento poderosa; al rato pasa otro chico, este más joven, más apetecible, me mira también ignorando a su acompañante, aguantándome la mirada, en ese momento me siento aún más deseable, ese vestido corto y con escote hace su efecto.
    Llego al metro «¿cuánto tardas?», este mensaje me pone más nerviosa, reviso mi aspecto en el reflejo de la puerta, ¿le gustaré en persona?: otro mensaje «qué ganas de besarte, no tardes, no puedo esperar más». El camino hacia la salida se hace eterna, pero finalmente veo las escaleras que me conducen al exterior. Paso por delante de restaurantes cuyos clientes seguramente no conozcan lo que es el final de mes; calles de un lujo que mis ojos no estaban acostumbrados, las calles madrileñas no me han dejado de sorprender pero más me sorprendí cuando llegué al portal, grande, amplio, de cristal. Estoy perdida, no sé exactamente como entrar; un portero amable me abre la puerta «escalera 2, 4º-2?» «¿Va de parte del señor Deiros?» Asiento como una boba, no conozco su apellido, pero asiento porque deseo subir en aquel ascensor y entrar en aquel piso. Y así hice, llego al rellano, llamo al timbre; unos pasos de fondo, se abre la puerta; no vamos a estar solos durante una noche, el gran amigo del hombre iba a ser testigo de nuestro hambre. No me dio tiempo a dar dos pasos en el recibidor, me coje de la cintura, me besa, como hacía tiempo que no lo hacían; le pido un vaso de agua, tanto viaje y tanto nervio me dejó seca. No me hace caso, su lengua entra con más fuerza y una mano suya pasa por debajo del vestido y agarra bien mi nalga derecha, porque la mano izquierda la tiene agarrada a mi nuca, me tiene inmovilizada, yo sólo me dejo llevar, como si fuera mi primera vez. El amigo de cuatro patas se interpone, tiene curiosidad por conocer a la nueva inquilina, y él marca territorio, «no querido, esta es para mi». Me enciendo, y decido atacar yo esta vez, pero me frena, decide bajar el ritmo «tranquila niña, todavía queda noche». Entra a la cocina y me da el vaso de agua, me invita a su salón mientras él sigue en la cocina «estás en tu casa», y así hago, la television está encendida, una película que me interesa muy poco está a medias. Me quito las sandalias, me siento en medio del sofá, y encima de la mesita veo un cubo de chuches y un porro a medio fumar, el puto paraíso: llega él con dos cervezas bien frías y se sienta a mi lado, abrazándome. Finjimos que nos importa la película, mientras siento como su mano intenta explorar de nuevo por detrás de mis bragas, las cuales cada vez están más mojadas. Decido seguir el juego, y mi mano derecha empieza a subir a su muslo, y noto lo duro que está «¿Te gusta la película?» le pregunto mientras le toco «es una puta mierda de peli, será mejor que hagamos un guión más bueno». Se acelera el ritmo, las pulsaciones, ahora ya no nos besamos, nos mordemos, como si no hubiéramos probado bocado desde hace siglos. Decido quitarme las gafas, pero me frena «no, déjatelas puestas». Su mano pasa por delante, y me mete un dedo de forma brusca «lo tienes duro tu también, habrá que emplearse a fondo». «Suave» solo le pedí eso, y me hizo caso, movió sus dedos, como si estuviera buscando algo delicado, mientras nuestras lenguas jugaban, y le comía el cuello «no me hagas chupetón, que mañana trabajo, que te veo venir». Río, y después decide sacarme un pecho del vestido y me lo lame y se acerca al pezón y me muerde; me retuerzo de placer. Me coge la mano y me la lleva a su polla, él también quiere contacto. Decido no ir directa, y jugar más abajo, en sus pelotas; un pequeño gemido sale de su boca y eso me pone aún más. Nuestras manos empiezan a moverse casi al mismo ritmo; me excito cada vez más y de forma inconsciente subo el ritmo, y mis manos se deslizan de arriba a abajo, con fuerza y rapidez. No puedo aguantar más «dios, me voy, más rápido» Y me obedece, introduce un tercer dedo, no sé donde exactamente pero me estremece tanto que me hace soltar un gemido tan fuerte que despierta al perro. «Vamos a tu habitación» Me agarra de la mano, y me conduce medio desnuda hasta su cama. Cierra la puerta detrás de mi, no quiere que haya intrusos. Me bajo el vestido y me quito el sujetador. Nos volvemos a besar, a morder, me agarra con fuerza los pocos pechos que tengo: le quito la camiseta y se baja los pantalones cortos: menuda maravilla, ya era hora de que me tocara el premio gordo y esta noche ha pasado. No dudo en bajar, pero decido primero saborear su cuello, su pecho, su ingle, sus huevos: noto que respira más rápido, me aparta el cabello de la cara «mírame, quiero que me mires»: me recojo el pelo y sin apartar mis ojos de los suyos empiezo a saborear aquel esquisito manjar «joder, que gorda, no me cabe entera», y me ayuda, me toca la cabeza y la empuja hacia él, provocándome una pequeña arcada que me asusta pero que a la vez me vuelve loca, y a él aún más. «¿La quieres sentir dentro? No espera respuesta, me levanta y me pone contra la pared, a espaldas suyas. Me agarra de las manos y me las pone hacia arriba, noto lo duro que está entre mis muslos, me pasa su mano por encima de las bragas, me palpa, como si estuviera buscando alguna cosa de valor debajo de ellas: resigue la linea que separa mis nalgas, de abajo, llegando al coño, hasta arriba; «métemela, la quiero sentir». Me manda a callar «No tengas prisa niña» me dice al oído, mientras me come la oreja descaradamente. Tiemblo de placer, se me eriza la piel y él lo nota: «me encanta tenerte así, tan ansiosa» Me baja las bragas, y siento cómo suspira, me separa las nalgas «separa las piernas», le obedezco y empiezo a notar una presión por detrás que me duele y me excita, tanto que no puedo evitar soltar un pequeño gemido: «quiero que despiertes a los vecinos, que se enteren cómo te hago disfrutar» Me empuja más fuerte, y yo grito más, me muerdo una mano, cierro los ojos, me está doliendo pero me encanta. «No cierres los ojos, quiero mirarlos». Me coge de la barbilla y me gira la cabeza, me mira fijamente durante unos segundos que parecen horas «eres mucho más guapa en persona» y al mismo tiempo empuja más a fondo y suelto un chillido «así me gusta, que la sientas bien». Me tumba en la cama sin salirse, bocabajo, ahora solo veo el otro lado de la cama, pero noto su peso encima mío «joder niña, que bien entra». Sus gemidos son cada vez más seguidos, y el ritmo crece. Llega el momento, pero no hace falta que me avise, yo lo siento «venga, córrete». Me sacude aún con más fuerza «me corro niña» y de golpe se para. Permanece unos segundos encima mía y el bochorno veraniego se apodera de nosotros: decidimos refrescarnos un poco.
    Abro los ojos y me doy cuenta que ya es hora de ir a trabajar: él sigue durmiendo y no molesto en despertarlo. Busco a tientas mi ropa, voy al baño y pienso que fue mala idea pintarme los ojos. Cruzo la habitación otra vez, y al final decido despedirme: «me voy ya, que tengas un buen día» Solo recibo un pequeño gruñido y un par de instrucciones para salir del portal. Llamo al ascensor, y dentro de él me encuentro a otro vecino, joven, vestido con traje y con un casco de moto en la mano. Me sonríe y me da los buenos días: seguro que no soy la primera chica despeinada y medio vestida que se cruza por las mañanas en la misma planta, pero poco me importa. No sé si lo volveré a ver, aunque en realidad no me preocupa, a veces hay que calmar la sed en noches tan calurosas como ésta.


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    L
    Invitado
    L on #213380

    Y más tarde fue, cuando despertaste en tu cama, cachonda perdida y chorreando de sudor.

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    Loversizers
    Superadministrador
    Loversizers on #213391

    A L, esto está en la sección relatos…

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    Afrodita
    Invitado
    Afrodita on #213406

    No me gusta este relato. El nisiquiera baja al pilón. No sé molesta ni en intentarlo por delante, solo por detrás, que hasta a ella le duele.
    En ningún momento ella se corre.
    Encima ha sido ella la que ha tenido que ir a su casa a buscarle, para que le den por culo, se corran dentro de ella y adiós.
    Me parece muy falocentrico este relato. La mayoría de lectoras somos mujeres. Desearía más relatos donde nosotras disfrutemos sin ser el objeto.

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    JoeLu
    Invitado
    JoeLu on #213408

    De acuerdo contigo Afrodita. Y el «niña» me parece rancio. «Me corro niña»… que asco. Y un gruñido al despedirse, de puta madre. No me ha gustado nada.

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    Sandra
    Invitado
    Sandra on #213438

    Totalmente de acuero con Afrodita y Jelou..

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    Ñuna
    Invitado
    Ñuna on #213464

    A mí me encanto el relato! Es una lectura erotica! No hay que darle una razón feminista a todo! No hace falta buscarle las 8 razones… quizá es ficticio, quizá no! Relajen un poco el tema! y si no han disfrutado de una sesión de sexo así! Donde tú vas a darle placer a la otra persona, solo por «darlo» lo recomiendo! Y eso no me hace menos mujer, menos feminista o más sumisa! Existen otras razones y todo es libre imaginación! Pero imaginen bonito! Deu

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    Sara
    Invitado
    Sara on #213573

    Pues no sé pero no quiero ser ella, parece q va a q la usen y sin q disfrute, sufriendo q el tío le de x detrás sin mas y después para tu casa

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    Rutanasia
    Invitado
    Rutanasia on #213983

    Este relato me ha causado bastante rechazo… Lo ha escrito un hombre seguro.

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    M
    Invitado
    M on #214628

    Además de que yo creo que pocas mujeres se sienten poderosas si las miran por la calle…. parece escrito por un hombre

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