Hola. Escribo por aquí porque estoy realmente rota.
Mi novio es musulmán y yo atea. Ambos tenemos 25 años y acabamos de terminar la carrera universitaria.
Yo le conocí hace casi dos años, él siendo no practicante, y yo me etiqueto como atea, aunque realmente soy espiritual, creo en las energías y en el devenir del universo. Creo que todos somos seres iguales y que merecemos respeto y compasión. Me considero una persona buena aunque no comparta ninguna religión. Suelo decir que yo sigo mi propia religión.
El caso es que, el hecho de que él sea creyente no supuso para mí ningún problema porque él no era practicante. Si lo hubiese sido no habría empezado ninguna relación con él porque no comparto que la tendencia general sea que la pareja no creyente tenga que fingir o convertirse a la religión de la pareja.
Justo ayer, mientras estábamos en la playa, pasó el típico vendedor ambulante vendiendo toallas, y mi novio le dijo que eran bonitas, pero no pensaba comprar ninguna. A mí me preguntó que si quería alguna y dije que no, que ya tenía una. Total, que el susodicho empezó a decir que mi toalla era vieja, que tenía que cambiarla, y al seguir negándome, dijo que qué hacía conmigo siendo española, que se casara con una marroquí.
A mí me afectó bastante, porque es un tema que me hace pensar, por lo que le pregunté que si para él era un problema la religión, y acabó saliendo el tema de los hijos. Yo en principio no tendría ningún problema en aprender el idioma natal de mi novio y así poder enseñar a mis hijos su idioma además del español. Pero luego, él me preguntó que qué pasaría si se volviese practicante y que a él le gustaría que sus hijos siguieran el islam, y que le preocupaba que yo no le apoyase en ese sentido si decidíamos tener hijos juntos.
A mí en principio no me parecería mal que él le enseñase su religión, pero me da miedo que poco a poco vaya ganando terreno y que yo acabe siendo una pelele.
Además, en el tema de nombres de hijos, le dije que para que fuese equitativo, tendría que ser o nombre árabe, o su apellido primero.
En plan, si quería que tuviese su apellido primero, el nombre tendría que ser español, y si prefería que tuviese nombre árabe, tendría que llevar mi apellido primero. Me dijo que no, que el apellido tenía que ser el suyo y el nombre también árabe.
Me entristece porque le quiero mucho, es el primer hombre que me respeta. Hace 4 años tuve una relación en la que sufrí maltrato psicológico y físico, y cuando le conocí sentí que había encontrado a mi alma gemela.
A él no le preocupa este tema porque dice que no es algo en lo que piense ahora mismo, pero a mí me parece importante para poder saber si puedo proyectarme con él a largo plazo o no. Al principio me proyectaba y trataba de encajar su cultura con la mía, por ejemplo, celebrar navidad con mi familia y Ramadan con la suya, pero cuando veo que en ciertos aspectos para él no hay discusión, me vengo abajo.
Ya sé que ahora mismo soy joven y que no debería de pensar en el futuro, pero se me hace difícil imaginar una relación presente si no veo continuidad con el paso de los años.
No sé si dejar la relación antes de que se vuelva más complicada o dejarme llevar a pesar de saber que esta relación es probable que no me lleve a ningún lado, o al menos, no a donde yo quiero.
Es un hombre respetuoso, amable, me cuida, me quiere, es comprensivo, en el sexo es un 10 y me parece una persona muy atractiva.
Sin embargo, este tema hace que me replantee la relación y, aunque me preocupa mucho, no quiero hablarlo con mis padres porque no quiero que piensen que me está «adoctrinando» o que si sigo con él será un intento de hacerlo.