Allá por el 2011 comenzaba el nuevo curso y yo volvía a la capital con las pilas cargadas «este año por fin voy a follar» ese fue mi firme propósito, la verdad es que me resultaba jodido que a mis 23 añazos no hubieran hecho ni el amago de metérmela. Así que el primer jueves universitario me puse mis mejores galas y me fui de fiesta en busca y captura. Y si, caputuré. Mi presa estaba en la puerta de la discoteca ahí me cantó el éxito del año Tu y tu y tu de Pablo Alborán (de ahí viene el mote impuesto por mis amigas y yo), al principio era gracioso, pero cuando era ya la úndecima vez que cantaba el mismo estribillo se hizo ya cansino. A mi me daba igual, quería callarlo, y si, lo callé con un pedazo de morreo, nos entramos a la discoteca y más magreo. Cuando cerraron la disco y ya estábamos en la calle, mi compañera de piso harta de que yo siempre fuera la virginal del piso tomó la iniciativa y dijo: ¡tu Pablo Alborán de pacotilla, te invitamos al piso a desayunar!
Yo muerta de miedo andaba con él y con mi compi, y como podéis imaginar el seguía cantando tuuu y tuuu y tuuu y solamente tuuuuuu. Llegamos al piso y pasó lo que os podéis imaginar, acabé yo cantando tuuu y tuuu y tuuuu el que me desvirgóooooooo. La verdad, que cuando acabé entré a la habitación de mi compi y le dije: «si esto es follar vaya mierda» porque si, el chico acabó demasiado rápido… pero bueno.
Al día siguiente se levantó y me dijo que le tenía que ayudar a una cosa, que por favor lo acompañase… Si, me fui con él al banco, nos sentamos con el director y le dijo: vengo a pedir un préstamo, tengo a mi mujer embarazada (señalándome a mi) imaginaos la situación y mi cara. El director no sabía si reir, llorar o echarnos del banco.
El hombre educadamente nos invitó a que volviésemos en otro momento… nos fuimos, me invitó a desayunar y me dio las gracias por intentar ayudarlo con su préstamo. El chico se fue, y si pensáis que no lo volví a ver…. pues si, lo volví a ver, un jueves el cual yo no salí, otra compi de piso se trajo a un maromo y ¿sabéis quien era? el señor Pablo Alborán, otra vez en mi piso en el lugar dónde me desvirgó… esta vez no le pidió que le acompañase a pedir el préstamo, pero flipó al verme porque ni se acordaba ni del piso ni de mi.