Para arriba y para abajo. Crónica de mi eterno sobrepeso

Inicio Foros Querido Diario Autoestima Para arriba y para abajo. Crónica de mi eterno sobrepeso

  • Autor
    Entradas
  • Valeria
    Invitado
    Valeria on #79641

    Cual reunión de alcohólicos anónimos: “Hola, me llamo Valeria y tengo un problema…”. O dos…o varios.
    Tengo 32 años y casi que desde que tengo uso de razón que estoy obsesionada con el peso. De niña me creía gorda, ahora miro hacia atrás y veo que era lo más normal del mundo, hasta casi delgadita. La adolescencia ya fue otro cantar, me crecieron las tetas y la cadera, pero la cintura se me achicó. Avergonzada de mis pechos enormes (si, enormes…con apenas 12 años ya usaba mi actual 80E) usaba ropa muy suelta, lo que hacía que me viera como un corcho. Sumémosle unos kilos de más (sentencia médica), y una timidez recalcitrante, y tenemos un combo ganador. Mi autoestima por el piso, claro.
    Como si eso fuera poco, me pasé esos 5 años de secundario siendo “la amiga gordita de la chica guapa”. Siempre a su sombra. Si bien no tengo nada que decir de ella en realidad, ya que Nadia era un amor, la genética había sido por demás amable con ella: alta, rubia, ojos verdes, delgada, y eso a mí me oprimía aún más.
    Recién en el último año, finalizando la escuela, tuve mi primer noviecito, un pobre muchacho dos años mayor que yo, también bajito y regordete, que acepté solamente porque fue el primer chico que se fijó en mí. No teníamos nada en común, nada que compartir, pero era la primera vez que me sentía admirada por alguien.
    En el tiempo que estuve con él, no sé si debido a que me relajé, o por algún ajuste hormonal, bajé un poco de peso. Me sentía mejor conmigo misma, más atractiva, más segura. Ya con 18 años los pechos no me avergonzaban así que comencé a vestirme un poco más acorde a mi físico y con esto, a levantar más miradas.
    La relación con el chico no duró demasiado, como es lógico.
    A los 19 comencé mi relación actual, seguimos juntos después de casi 13 años, y muy bien. Con altibajos y momentos mejores y peores, como todo el mundo, vamos. La cuestión es que yo estaba enamoradísima a la distancia de mi marido (sigo enamorada, ojo) y creía que nunca nunca jamás se fijaría en mí, hasta que lo hizo y me invitó a salir. Oh la felicidad! No lo podía creer. ¿En serio quería salir conmigo? ¿conmigo? Tuve un subidón de autoestima, claro. Sentía que me podía llevar el mundo por delante.
    Y lo hice…o me lo eché encima, más bien. A los tres años había subido 21 kilos….Mi marido nunca me hizo comentario al respecto, pero yo me veía en el espejo y me odiaba, ¿cómo había permitido que eso pasara? Con mi escaso metro cincuenta y siete, y mis 77 kilos, me veía a misma como un monstruo repugnante. Así me pasé casi dos años más, avergonzada de mi imagen, sin querer verme en el espejo, ni salir en fotos, hasta que un día mi ginecóloga me dijo “Tienes 24 años, la presión arterial por las nubes y el colesterol elevadísimo…a los 40 no llegas”. Me asusté. Me asusté mucho. Allí había algo más que una cuestión estética y de autoestima, mi vida estaba en peligro. Hice lo que creí que sería un cambio radical. Con ayuda de una dietóloga, comencé un régimen alimenticio y de ejercicios. Funcionó. Bajé 15 kilos es seis meses. Otra vez me sentía genial. Consideré que 62 kg. ya era un peso razonable y saludable, y abandoné la dieta. No así el ejercicio, que hacía religiosamente 3 veces por semana con una personal trainer.
    El cambio radical no lo fue tanto, en el correr de los siguientes dos años ya había recuperado 7 kilos. Otra vez la frustración, la tristeza, el odio a mí misma. Pero, con mucho esfuerzo me dije “Si una vez pude con esto, otra vez también”, y esta vez con algo más de dificultad, bajé 8 kilos.
    Ahora con 28 años, y 61kg me sentía bastante cómoda. No solo que mantuve el ejercicio, sino que lo extendí de tres días a la semana a 7, completando la rutina la profesora, con bici fija en solitario. O sea que comencé a hacer una hora de ejercicio diario 7/7. También, por supuesto, trataba de cuidarme en las comidas. ¿Qué pasó? Seguro que ya se lo imaginan…a los 30 pesaba 69kg otra vez…
    ¿Qué ocurreeee? Eternamente subiendo y bajando y subiendo y bajando, y nunca contenta, siempre a dieta, siempre calculando, contando, llorando y sufriendo. Con el armario lleno de ropa de todos los talles, viendo qué me iba en cada temporada.
    Esta vez fue peor, hice todos los intentos y no lograba perder peso. Como si mi cuerpo se hubiera revelado contra mí. Nada funcionaba.
    Hasta que a mediados del 2014 vino lo que derivaría en lo que considero que fue mi golpe de gracia…lo que peor me ha hecho.
    Mi profe de gimnasia, con toda la buena intención, me recomendó otra doctora dietista. Me contó que algunas de sus alumnas habían tenido muy buen resultado. Fui, total… ¿qué podía perder?
    La señora -una señora mayor- atendía en su casa, en una vetusta habitación llena de papeles y con olor a humedad. La primera vez me midió y me pesó, me hizo una ficha y me dijo sin anestesia: “tienes que bajar unos 15 kilitos por lo menos”. ¿¿15?? ¿¿¿15??? Nunca pesé menos de 56kg, y eso a los 18, ¿cómo pretendía esta mujer que a los 30 llegue a 54kg? Se ve que notó el terror y la incredulidad en mi rostro, porque me dijo “no te preocupes, yo te voy a ayudar”. Y sacó de un cajón un frasquito de color caramelo con unas pastillitas rosa. “Toma una pastilla por día, dividida en cuartitos y ven a verme el lunes” (era viernes), “qué tienen?” pregunté desconfiada “nadaaa, no te preocupes, un poquito de diurético y un poquito de ansiolítico, para que no te cueste tanto”. Y así, confiada y con algo de esperanza, me fui con el frasquito a casa. Pasó ese finde, y cuando volví el lunes… sorpresa! Había bajado un kilo! Un kilo entero en solo un fin de semana! La vida era linda otra vez! Había esperanzas. En los siguientes 8 meses, y con ayuda de la pastillita mágica, bajé 14 kilos. Sí, señoras y señores! 14!! Pesaba 55kg y me sentía una diosa del olimpo. Me compré toda ropa nueva, renové look y no paraba de cosechar piropos y halagos. Me sentía fuerte y feliz. Pero, como no todo lo que reluce es oro…como contra partida me sentía fatal, mareos, dolores de cabeza, temblores y sobre todo taquicardia, mucha taquicardia. Mi médica personal me mandó a hacer un estudio del corazón, resultado: taquicardia sinusal permanente. El cardiólogo: “¿tomas algún medicamento?”, y yo, aún inocente: “nooo….bueno….sí, esta pastillita que me da mi dietóloga, pero no es nada, eh?”. Tomó el frasco y lo miró con recelo “Esto es veneno, no lo tomes más”. Me quedé sorprendida y desbastada… ¿cómo iba a hacer sin la pastilla? ¿en serio era tan mala? Frente al susto la dejé, y en cuestión de nada había recuperado 3 kilos, así de rápido. Volví al consultorio de la dietóloga demoníaca, no quería perder mi nueva figura, mi cinturita de avispa, ni mi renovada autoestima. Retomé las pastillas, bajé los tres kilos, y volví a sentirme mal…era claro que no era una buena idea seguir con eso. Por más necia y superficial que pudiera ponerme, era evidente para mí que mi vida valía más que mi apariencia. Corté de nuevo, y esta vez para siempre.
    La droga en cuestión era mazindol, un anorexígeno bastante peligroso, que trae muchas secuelas coronarias, y con la cual se han registrado incluso casos mortales.
    Los primeros 5 kilos los recuperé enseguida, y los siguientes 5 en unos pocos meses más. El golpe fue realmente desolador…de vuelta en 65kg., de vuelta la gordita, de vuelta a la ropa ancha, de vuelta a hacer posturas de contorsión para tratar salir bien en las fotos, de vuelta al menosprecio de mí misma.
    Y acá estoy, 10 meses después de abandonar la pastilla, clavada en este peso, triste y sin gustarme. Completamente frustrada, intentando por uno y otro medio, sin resultado, bajar de peso. Preguntándome si yo soy yo, o soy lo que peso. Preguntándome por qué me siento bien solo cuando “peso menos de tanto”. Preguntándome cómo he sido capaz de poner mi vida en riesgo. Cómo es que Carlos me dice siempre que estoy linda, pesando 77, 66 o 55. Y sobre todo, preguntándome por qué la balanza maneja mi vida.


    Responder
    Mónica
    Invitado
    Mónica on #79691

    Te entiendo perfectamente, una cosa es tener sobrepeso estable y otra variar tanto. Yo empece a subir de peso hace 7 años, en un mes subi 6 kilos, ahora de año en año subo 10 aproximadamente. Una vez baje 15 pero en 4 meses subi 10, puede lleguer a ser frustrante, ahora estoy en 107. Pero bueno paciencia.

    Responder
    Raquel
    Invitado
    Raquel on #79703

    Como te entiendo! Yo llevo muchos años también siendo esclava de la p… Báscula ????. Hace un par de años conseguí motivarme y bajar casi 20k y estar feliz, peroooo o vivo a dieta, o engordo a la velocidad de la luz. Ahora después de mi embarazo, ya no es solo el peso… La barriga colgadera, las estrías, la ropa horrenda de tallas grandes y el no tener tiempo de poder ponerte medio mona me tienen loca…

    Responder
    ChicaLoversize
    Invitado
    ChicaLoversize on #79779

    Hola Valeria, y a las demás. Creo que estás en un continuo subir y bajar de sensaciones, el peso se ve reflejado claro está, pero creo que deberías pedir ayuda profesional de un psicólogo (no sé si lo harás ya) estás muy muy pendiente de tu físico, de si subes o bajas de peso. A lo largo de mi vida he pesado más de lo debido, siempre he sido «la chica gorda» guapa eso si, siempre me lo han dicho, pero gorda. Hace tres semanas decidí ponerme a dieta sin dejarla de lado (no como tantas y tantas veces) y lo hice por mi cuenta y porque me veía motivada, siempre que me ponía decía… para esta fecha tengo que pesar 6 kilos menos, y luego 3 kilos menos tal y cual… y así pasaba que me ponía pruebas muy complicadas y al final abandonaba.
    Ahora he empezado por mi, por mi cuenta y por mi bienestar, salgo a caminar casi a diario algo más de una hora, como sano, tomo mucha agua e infusiones y las cenas las hago muy muy ligeras (algún día me doy un capricho) hago respiración a diario, me motivo poco a poco, sin obsesionarme por el número de la bascula y por la ropa más apretada y demás…
    Con esto quiero decirte que me siento viva, y hacía mucho que no me sentía así, he adelgazado 4 kilos en tres semanas, paso a paso sin prisas, sin poner números futuros, solo paso a paso. Te recomiendo lo del psicólogo (yo voy y me ayuda en muchassssss otras cuestiones) y de verdad, hazlo sin pensar en números, hazlo para sentirte bien, haciendo ejercicio y comiendo sano se ve la vida mejor, al principio cuesta ponerse, yo cuando me entra la pereza pienso en la satisfacción que tengo cuando lo termino. Ánimo y no dejes que tu vida dependa de la báscula.

    Responder
WeLoversize no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta web por colaboradores y usuarios del foro.
Las imágenes utilizadas para ilustrar los temas del foro pertenecen a un banco de fotos de pago y en ningún caso corresponden a los protagonistas de las historias.

Viendo 4 entradas - de la 1 a la 4 (de un total de 4)
Respuesta a: Para arriba y para abajo. Crónica de mi eterno sobrepeso
Tu información: