Hace un mes falleció mi madre repentinamente, infarto fulminante. La he perdido a mis 27 años. No solo era mi madre, que no es poco, sino la persona que más quiero, el sostén y centro de mi vida, mi confidente y yo la suya, siempre ahí para mí, nos contábamos todo, horas y horas hablando, riendo, etc.
Los primeros días estuve «bien», pero es obvio que no era más que el espejismo del shock. Aún sigo a ratos en shock, pero conforme pasan los días, las semanas, cada día duele más y más.
No sé cómo concebir el hecho de que no voy a volver a verla… Y el que no me verá realizarme profesionalmente, ni formar mi propia familia, no va a conocer a sus nietos… Tengo familia (aunque no mucha), algunos amigos y un novio maravilloso, pero sin ella siento que no tengo nada, ningún aliciente en mi vida.
Ahora, también siento envidia de toda aquella persona que tiene madre, o preguntarme que por qué gente con más edad y mil problemas sigue aquí y a ella le ha tocado irse así como así. Que no me malinterpreten, no deseo que nadie se muera, simplemente ¿por qué? Ya sé que no tiene respuesta. La otra parte es que estos días pienso mucho en la muerte, en que lo mismo no soy tan joven o no me queda tanto, en que los años pasan en un suspiro y en nada me haré vieja y me moriré. Siempre le he tenido miedo a la muerte, pero no pensaba en ello, ahora se ha descontrolado.
Ya estoy buscando ponerme en manos de ayuda profesional.