Bueno, no sabía si poner muy bien esto en drama, en amor, o yo qué se ya.
Voy a intentar resumir.
En mi trabajo, donde soy limpiadora, hay varios guardias de seguridad, pero uno de ellos.. Ay, uno de ellos. (vamos a llamarle Alberto)
Siempre he tenido mucha afinidad con él, mentalmente sobretodo. Yo me sentía también atraída físicamente porque es de estos hombres que su inteligencia y educación los hacen más bellisimos por fuera, pero esa opinión siempre la guardaba para mí.
La vida y el destino quiso que desde hace unos meses me tocara limpiar la parte donde estan los guardias trabajando. Y bueno, las conversaciones con Alberto fluían más y más. Hasta que un día, entre broma y broma nos confesamos que la atracción era mutua, aunque ninguno de los dos creíamos al otro.
Ese día Alberto me dijo que le tocaba jornada nocturna y que no habría nadie en el edificio y que si quería, le hiciese una visita.
Y claro que fui, con nervios de quinceañera y muerta de vergüenza.
Y ahí, entre la luz de ordenadores y sofás cochambrosos pasó lo inevitable. Os juro que nadie me había tratado con tanta delicadeza y cariño, y sentía en él total confianza.
Incluso me vió heridas autolesivas en el brazo y al preguntarme, le dije la verdad, cuando al resto del mundo le digo que me arañó mi gato. Y ahí estaba Alberto, asimilando esa información y comprendiendome.
Las semanas fueron pasando y por segunda vez, tuvimos otra noche y yo, no podía evitar volver a casa sonriendo cada vez que una ráfaga de viento me traía su perfume impregnado en mi piel.
Yo soy una persona con TLP, así que podéis imaginar como es mi mente. Y éste hombre para mi era y es la paz en persona, unos brazos donde acurrucarme unas horas y sentir que todo en mí está bien, que no soy poseedora de un cerebro enfermo. Es tan complicado encontrar a alguien que consiga eso en mi..
Y bueno, hace unos días, tuvimos otra noche. Y aunque lo intente, quizá no pueda describir con palabras lo que pasó ahí; el amor, el cariño, las caricias, los abrazos, las charlas sobre la vida, como me miraba mientras acariciaba mi cara. Todo era tan intenso y bonito, jamás he sentido con otra persona esa conexión que tenemos Alberto y yo. Y por lo que él me ha ido diciendo, le pasa lo mismo.
¿Qué hay de malo aquí? Pensaréis, pues bien, es muy sencillo, diría que es la edad, ya que hay un abismo importante entre nosotros, yo 24 y él 43, pero no, para mi la edad es solo un número.
Lo malo aquí es que está casado, y con dos hijos. Y obviamente no puedo dejar de pensar que esto que hacemos esta muy mal pero él me dice «mientras nadie se entere y no hagamos daño, no pasa nada. Vida solo hay una y quiero hacer lo que sienta.» Y por una parte, sé que Alberto tiene razón, aunque él solo haya sido infiel conmigo.
Desde esa última noche donde todo fue mil veces más precioso no puedo dejar de pensar en él, en cuándo le tocará trabajar otra noche, en sus besos en mi frente y en esa mirada con arruguitas que tanto me gusta, en su pelo con alguna canita asomando y que me encanta peinar con la yema de mis dedos.
No sé qué hacer, si hablar con él y contarle esto que estoy sintiendo, si preguntarle que siente él, en si lo mejor es que paremos esto ya, no solo por mi si no también por su familia. No quiero que deje a su familia por mi, no es una opción si quiera. Pero me dan miedo todos estos sentimientos de paz y cariño que Alberto me da.
Por favor aconsejadme pero no seáis muy bruscas, por encima de todo, sé que esto está mal, pero es tan difícil una vez que estas dentro.. Gracias por leerme.