Llevo un año con mi actual novio, un período que ha estado plagado de una constante y creciente obsesión que ha empañado cada momento de nuestra relación. Para entender la magnitud de mi angustia, es crucial remontarse a mis experiencias pasadas: una relación anterior que se extendió durante un año y medio y una serie de encuentros fugaces que apenas merecen mención.
Sin embargo, desde que entré en el mundo de las relaciones románticas, he sido atormentada por los fantasmas del pasado, particularmente, las ex parejas de mis relaciones.
Recuerdo perfectamente mi primer “noviazgo”, un breve encuentro que se desvaneció en el olvido hace más de una década. Pero su ex, oh su ex, esa figura que parecía emerger de las sombras para atormentar mis pensamientos, acechándome desde las redes sociales con mi búsqueda de su presencia constante. Me convertí en una investigadora clandestina, escudriñando cada detalle de su vida: su trabajo, sus estudios, sus intereses, incluso sus fotos más íntimas, TODO. Aunque la relación con mi entonces novio llegó a su fin rápidamente, mi obsesión con ella persistió durante años, como una sombra persistente que se negaba a desaparecer.
Ahora, con mi actual pareja, la situación no ha hecho más que empeorar. Aunque él ha sido más reservado sobre su pasado amoroso, he logrado desenterrar fragmentos de información que me han permitido reconstruir meticulosamente el perfil de su ex. Su nombre, su ocupación, su lugar de residencia, su fecha de cumpleaños, intereses, todo ha sido objeto de una minuciosa investigación por mi parte. Mi obsesión se ha intensificado al punto de que no puedo resistir la urgencia de revisar sus perfiles en redes sociales entre diez y quince veces al día, en busca de cualquier indicio nuevo que pueda arrojar luz sobre su conexión pasada.
Llevo tiempo haciendo terapia y trabajo todo lo que puedo porque soy consciente de que todos lo necesitamos, pero esta obsesión persistente ha demostrado ser un desafío insuperable para mi. Aunque inicialmente no lo reconocía, está claro que esta compulsión va mucho más allá de una simple curiosidad, arraigada en problemas más profundos que se resisten a ser abordados. Mi última conversación con mi novio sobre el tema culminó en una súplica desesperada de mi parte: le pedí que eliminara a su ex de sus redes sociales, con la esperanza de aliviar mi tormento. Obviamente accedió sin decir mucho a mi petición, mi novio es un pan de Dios, siempre hace lo posible por entender mis inquietudes, pero la inquietante idea de que puedan seguir en contacto de alguna manera continúa atormentándome, a pesar de sus afirmaciones de lo contrario.
¿Alguna vez han experimentado algo similar? ¿Y cómo lo han abordado? Mis esfuerzos por superar esta obsesión han sido en vano, y me encuentro atrapada en un ciclo interminable de ansiedad y paranoia con una persona a la que ni siquiera admiro.