Buenas tardes chicas, a ver si me podéis aconsejar porque estoy venga a darle vueltas a la cabeza. Resulta que a mis 42 años y tras 9 años divorciada, he conocido a un chico estupendo.
Es estupendo desde los pies a la cabeza y con una personalidad que me encanta. Bueno, simpático, amable, dulce, gracioso, educado…Me trata muy muy bien y en cuanto a físico pues está mejor que bien. Guapísimo, cara de buenazo, rubio, ojazos azules, sonrisa perfecta y un cuerpazo que madre mía. Desde el primer día que lo conocí ya me fijé en él y por lo que él asegura, al revés le ocurrió lo mismo conmigo. Sin embargo, hemos ido muy poco a poco, tratándonos muy cordialmente al principio, sin buscar nada y sin mostrar nada de interés, pero a medida que nos veíamos más hemos ido tonteando, de menos a más sin darnos ni cuenta y al final no nos hemos resistido y hemos acabado en la cama.
Sobre esto me da vergüenza confesarlo porque parece que hasta ahora no sabía casi nada, pero es que el sexo con él es fantástico. No es que tenga demasiada experiencia con muchos hombres y, además, mi vida estaba estancada en el aspecto íntimo, pero ahora soy una mujer nueva. Me siento sexy, deseada y cuidada. Cuando estoy entre sus brazos me olvido de todos mis problemas y solo pienso en todo el placer que sentimos. Sabe dónde tocarme, cuándo besarme, cómo acariciarme…Y casi siempre me hace terminar a mí antes que él. Y cuando no, se emplea a fondo para dejarme totalmente satisfecha.
Hasta aquí parece que todo es maravilloso, pero chicas, hay dos problemas.
Me siento mal porque tiene 22 años. Es un crío a mi lado. Mayor de edad, con una mentalidad muy madura y un cuerpo de adulto, pero…Según nuestros DNI él es un crío y yo una mujer mayor. Y por si eso solo no fuese suficiente problema, me siento aún peor porque es compañero de clase de la universidad y amigo de mi hijo. Por eso lo conocí, de tantas veces que ha venido a casa a estudiar, hacer trabajos, invitado a cenar y por ser él a quién llamaba para asegurarme que todo iba bien cuando mi hijo salía con él y el resto de sus amigos y se quedaba sin batería o no me cogía el teléfono.
Yo es que releo lo que escribo y me agobio. Éticamente no está bien verdad? Podría ser su madre, aunque mi hijo tiene dos años menos que él, pero aun así podría serlo. Y, por otro lado, y si se entera? No quiero pasar por esa vergüenza, no podría.
He hablado varias veces con X (llamémosle así) para ver qué piensa y es que hasta para eso es súper comprensivo. Dice que entiende y que lamenta mucho mi dilema moral, que aceptará lo que yo decida, tanto si decido mantener una simple amistad o decido evitar lo máximo posible el contacto, pero que no lo puede evitar. Que le gusto muchísimo, que le atraigo a tope y que «le pongo como nadie».
Y la verdad no sé. Es que no sé. Evidentemente, estamos en etapas distintas de vida, pero…es que sin darnos cuenta hemos acabado como hemos acabado y estamos encantados. No nos vemos a diario ni mucho menos, pero sí que hablamos por WhatsApp día sí día también y no son pocas las noches en las que las conversaciones se han subido mucho de tono hasta decirnos de todo y mandarnos todo tipo de fotos y vídeos.
Como comprenderéis esto es algo que no sabe nadie, pero necesitaba contarlo. Me siento mal, pero creo que desearía no sentirme mal y no sé cómo gestionar tantas emociones. Vosotras qué pensáis? Muchas gracias chicas.