Soy una mujer de 38 años, con una hija de 4 y pareja desde hace más de 12.
Antes de “asentar cabeza” viaje mucho, viví en muchos lugares y básicamente fui independiente 100%.
La relación que tengo con mi pareja es tranquila. No es la más excitante pero nos queremos, nos cuidamos y nos respetamos. En breve nos mudamos a vivir a una urbanización a las afueras de una gran ciudad en una casa con jardín y los dos tenemos unos trabajos que nos permiten llevar una vida más que cómoda.
Hace unas semanas salí con unos compañeros de trabajo y nos pegamos una buena fiesta; cervezas, tequilas y buenos bailes.
Entre estos compañeros hay uno que en la última fiesta de Navidad me estuvo medio tirando los trastos. El está casado y con una niña de la misma edad que la mía, por lo que pensé que no sería más que el alcohol y las ganas de echarnos unas risas.
Pero ai amigas…hace dos semanas nos volvimos a encontrar y la noche me confundió. Me entró a saco y me gustó. Mucho. Lo paré cuando me intentó besar, aunque un roce de labios y algún beso en el cuello me llevé y me puso a 100. Antes de irnos a casa estuvimos hablando, mas bien yo, intentando convencernos de que eso no podía pasar y que no tenía ningún sentido que echáramos a perder nuestra vida por un calentón. Pero la química está ahí y es fuerte.
No pasó nada, él se fue a su casa y yo a la mía, pero desde entonces no me reconozco.
Parezco una adolescente pensando en él, pensando en lo que pasó, arrepintiéndome de lo que pasó y de lo que no pasó y entonces sintiéndome mal por pensar todo eso.
Él es una red flag como un castillo: guapo a más no poder, con un piquito de oro, cara de no haber roto un plato y una química sexual increíble. Y yo me siento la más gilipollas.
Me ha hecho sentir una excitación que hace AÑOS que no siento habiendo estado rodeada de pañales, maternidad, listas de la compra y elección de papeles de pared.
La vida sexual con mi pareja es casi nula, no porque no me guste , sino porque no tenía la necesidad ni las ganas. Simplemente no me apetece(cia).
Pero él me la ha despertado y no de hacer el amor con mi pareja donde ya nos conocemos todos los caminos y los rincones, sino las ganas de que él me empotre contra la pared y me vuelva loca de placer.
Y no puedo ni evitar sentirlo ni sentirme como la peor pareja del mundo por sentirme así.
Estoy llegando al punto donde me planteo si me he equivocado “eligiendo” esta vida de mamá y seguridad, y eso me rompe el corazón porque mi hija es mi vida. Y a la vez siento que esta vida en algún momento me la cambiaron y no es la mía.
Obviamente no puedo hablar de esto con nadie. No sé ni porque lo escribo aquí, porque está fatal lo que hice, pero está peor sentirme así conmigo misma.