#RebecaYoTambién

Lo dije ayer y lo repetire siempre «no dejes nunca que te quiten tu luz»

Un dia de verano esperando a mi novio, con una minifalda y una camiseta (ehhh provocando que va una). Me suelta una mujer (si nosotras somos nuestras peores enemigas) con lo gorda que estas deberias ir más tapada, con una voz alta para que la oyeran bien. La mire y como la dije que problema tienes para hablar asi, su contestación das asco como vas….
Me quede tan petrificada que no supe que decir, nadie que estaba en la terraza del bar dijo nada ni cuando se fue haciendome burlas. Cuando llego mi chico lo único que puede hacer es ponerme a llorar y fue quien me dijo «No dejes nunca que te quiten tu luz».
Y es la frase que me digo siempre porque yo me quiero y mucho. Nos queremos como somos y somos felices aunque les joda

Una de muchas anécdotas malas de que recuerdo con más frecuencia y la que más me atormenta…
Hace un par de años me apunte al gimnasio porque necesitaba cambiar algo de mi, y tampoco me sentía muy bien digamos en salud con el sobrepeso.
Bien, yo todas las mañanas me iba andado al gimnasio con la bolsa típica, a lo que pasan dos chicos de mi instituto y empiezan a decir riéndose, anda si vete al gimnasio que te hace falta bajar de peso, cuidado no rompas las maquinas al subirte, etc.
Ellos no sabían que yo iba al mismo instituto que ellos, seguramente porque no se hubiese fijado en mi. Al contrario, yo si lo hice.
Cuando llegue al gimnasio estuve como una hora y poco, porque se me quitaron las ganas de vivir en ese momento. Días después cuando me vieron en el instituto, me empezaron a gritar y hablar como un perro… Delante de todo el mundo, para humillarme. En los recreos, yo me juntaba con mi grupo de amigos y ellos venían a tirarme la comida y a decirme cómela perrita, seguramente estés muerta de hambre por la dieta y cosas peores….
Después de todo eso pase una mala, bastante mala racha… Depresiva completamente, sin ganas de levantarme de la cama, sin ganas de comer, sin ganas de nada.
Con el tiempo me fui dando cuenta de que yo no tenia el problema, el problema lo tenían ellos.
Así que Rebeca, estoy contigo. TODOS ESTAMOS CONTIGO. Eres una campeona, y nos lo has demostrado a todos.

Trabajo en un banco y una clienta se acercó solo para decirme que me estaba poniendo muy gorda y que debería ponerme a dieta. Me dieron ganas de decirle que el año pasado estaba tan delgada porque tuve una enfermedad y que hizo perder 30kg y que gracias a Dios ya estoy muy recuperada sana y feliz. Pero no le dije nada porque a palabras necias, oídos sordos aunque tengo que reconocer que me jodió el día. Por que todo el mundo se cree con el derecho de hablar de tu cuerpo sin permiso?. Ánimo Rebeca. Tú eres preciosa por dentro y por fuera ♥️

#RebecaYoTambien

Esto me pasó hace nada. Hace unos meses estaba mal, mal en el sentido de que respiraba porque si nno moría pero no tenía nada de ganas ni de salir y todo eso vino por varias razones entre ellas estas dos situaciones:
-Era sábado, volvía de tomar algo una amiga. De repente se me acercaron dos energúmenos por detrás y y me soltaron al oído: «Mírate, si no puedes andar de lo gorda que estás». A partir de ese momento, volví a casa llorando y pensaba que no podía parar hasta que caí rendida.
-Esa misma semana, tenía clase y volvía a mi piso cuando de repente, pasaba por una calle scéntrica de la ciudad, escuché a un niñato rechoncho de 12 años empezar a decir GORDA justamente cuando yo pasaba, pero no era capaz de decirlo en voz alta si no que lo decía con la boca pequeña y simulaba la tos. De esto, que yo ya venía calentita de lo que me había pasado el sábado y de que no había tenido un buen día, me di la vuelta y lo cogí por la camiseta y le dije «Dímelo a la cara si te atreves» y el con miedo en los ojos me dijo que no me lo decía a mí que se lo decía a la chica que iba con él (que también tendría unos 12 años) y dije «Mira, niñato a ver quién te has creído tú para insultar a nadie porque tú tampoco es que seas un adonis sabes? No tienes derecho ni a insultarme a mi ni a esa chica, así que la próxima vez te lo piensas» y me fui con lágrimas en los ojos y con los aplausos de una señora que estaba cerca.

Actualmente, vivo en una ciudad grande y pensaba que aquí no iba a tener que pasar por ninguna situación parecida a la que había pasado en mi ciudad natal pero me equivocaba: Tontos hay en todos lados.