Hola a todas.
Escribí hace unos días por una situación que me estaba volviendo loca (podéis leerla aquí). Resumiendo: mi pareja, por una serie de circunstancias, está conviviendo otra vez en su casa con su ex pareja.
Lo primero, muchas gracias por vuestras respuestas y vuestros puntos de vista. Habéis hecho que reflexione con cada uno de ellos y todas decís algo importante para mí y acertado. Hasta Anónima, con su comentario que ha creado cierta polémica, al decir que somos una pareja que no avanza ha dado también un poco en el clavo, aunque sea a nuestro pesar y no con o por excusas, pero es cierto que la situación tampoco es la ideal para nosotros (no, él no está en el paro pero ya era un pequeño autónomo cuando le conocí -entonces sí era pronto para hablar de vivir juntos y con mi divorcio muy reciente y los niños adaptándose a la situación- y después la pandemia ha hecho estragos con su negocio y lo que ingresa realmente en la actualidad es poco más de una media jornada). No es la situación ideal que desearíamos pero efectivamente como ha dicho Sara, estamos bien adaptados (o resignados) hasta que la cosa mejore.
Sí, su hija conlleva muchos gastos a parte de la pensión alimenticia al haberse ido a estudiar fuera (piso, viajes y otros gastos, pues él quiere darle todo lo que esté en su mano). Por mi parte, además, como también os expliqué, para mí siempre ha sido muy importante que no se le «quite» a esta niña ni un solo céntimo para aportarlo a mi casa, pues como os conté, la ex me cogió mucha manía y se dedicó desde el principio a decirle eso mismo a la hija, que por mi culpa iban a perder calidad de vida al yo «quitarle» del poco sueldo de su padre. Supongo que conociendo este dato podéis entender aún mejor mi postura.
De todas maneras, si de verdad estuviésemos en condiciones de hacerlo, este movimiento suyo no creo que me hubiera animado a vivir juntos sino todo lo contrario. Sí, por esa nueva desconfianza que también habéis nombrado de «si esta relación será siempre así, si siempre actuará sin tener en cuenta en cosas que para mí son tan de cajón porque pueden desestabilizar a la persona que quieres».
Y ahora os cuento (no sin cierta vergüenza): Aunque hace más de una semana que escribí aquí, aún no hemos tenido esa conversación, y eso que el fin de semana lo pasamos juntos prácticamente entero.
Pero con el paso de los días, me había ido tranquilizando poco a poco y al final decidí (me salió así) que lo hablaría cuando surgiera o viera el momento pero sin prisas, primero voy a dar un tiempo para ver qué pasa (si la situación se mantiene, cómo lo veo a él, si ella se marcha finalmente) y sobre todo, de reflexión profunda para mí, sobre este tema y también sobre otros de nuestra relación. Siempre y cuando mi estado mental sea razonable y tranquilo, que por ahora así es, sobre todo supongo que porque ya os digo que hemos estado mucho tiempo juntos estos días y cuando es así, siento todos esos rollos y paranoias como absolutas tonterías.
Y sí, como ya os conté en el primer post, si yo le pongo sobre la mesa todo lo que os he contado, creo que volvería sin más a casa de su hermana aunque allí esté peor. Es otro de los motivos por los que callar y respetar su bienestar mientras el mío no se vaya al garete (porque ya veis que ya no tengo la angustia que cuando escribí y si lo hubiera hablado entonces, me temo que mi tono habría sido de reproche y entre lágrimas, con lo que se habría sentido de alguna forma, «obligado»).
Tomo todos vuestros consejos, especialmente el de hacerlo por escrito, mientras espero, observo y voy viendo cómo estamos, cómo me siento yo con todo esto y con la relación en general mientras le echo comprensión y paciencia. Estoy segura de que esa conversación va a llegar, así que cuando así sea, volveré a escribir (no sé si aquí o en un nuevo foro de «segundas partes», aunque más bien sería tercera) para contaros el desenlace.
Muchas gracias por vuestras palabras y vuestro cariño