He leído la aportación de otra chica en el foro (aquí) y me ha parecido tan inspiradora que quiero compartir también con vosotras un poco de mi vida.
Hasta mis 25 todo iba más o menos bien, tuve una infancia feliz a pesar de padres separados de manera algo traumática. Sin embargo, siempre conté con su apoyo, fueron unos padres muy presentes y que siempre nos priorizaron por encima de todo.
A los 18 salí de casa y comenzó un camino de altos y bajos, pero cada vez más bajos, soledad, tristeza… A pesar de ello podía llevar una vida normal aunque tendía al aislamiento. Cada vez me encontraba peor y a los 25 cayó como una losa un diagnóstico de salud mental que me costó digerir: medicación de por vida, componente hereditario, en ocasiones incapacitante, y además supe en ese momento que un famliar al que no conocí lo sufrió también pero no pudo ser diagnosticado.
Con la ayuda de mi familia, de mi terapeuta y del médico conseguí salir adelante. En cierto modo fue un alivio conocer el diagnóstico, porque al final le pude poner nombre a toda esa tristeza, a mi manera de tomar decisiones y en general a mi estado de ánimo durante los últimos 10–15 años.
Unos meses después del diagnóstico conocí a una persona que sería mi pareja por cuatro años. En ese momento era una persona con una autoestima muy baja y que tomaba decisiones en base a la huida. A pesar de todo, aprendí de la relación, a saber qué quiero y qué no quiero. Tuvimos una ruptura difícil que me costó una depresión, un intento de suicidio y perder 8 kg. Ese verano mi madre y yo nos fuimos al pueblo con la familia y sané algunas heridas. Además, en ese momento empecé a conocer a quien hoy es mi pareja y a quien considero la persona más buena, inteligente y cabal. Me hace ser mejor persona, me escucha, me abraza y nos reímos muchísimo juntos.
En ese momento decidí también dar un giro profesional y empezar «de cero».
Tengo 30 años, y quien diga, que es demasiado tarde… Nunca es demasiado tarde. Siempre vienen cosas mejores. Si estás en el pozo, saldrás, aunque ahora lo veas negro. Apóyate en quien te quiere. Nunca es tarde y todo pasa. Todo.